Extraños En El Elevador

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Universo Alternativo. Henry y Charlotte se conocen de adultos gracias a un elevador averiado, y pasan cosas ;-)

Las puertas se cerraron detrás de la joven que le sonrió cortésmente cuando él dio un paso al costado para dejarle espacio para pararse cuando de repente la caja de metal se sacudió violentamente antes de que se escuchara un gemido de metal y su viaje hacia abajo se detuviera. Henry levantó los ojos y miró a su alrededor, frunciendo el ceño por la preocupación y la frustración. Sólo su suerte, que el ascensor fallara entre pisos justo cuando debía acudir a una misión importante.

Chasqueó la lengua y se cruzó de brazos, dejándose caer contra la pared. Habría murmurado algo no tan agradable, pero una mirada a un lado le recordó que estaba atrapado en un ascensor de un edificio del centro de la ciudad con una extraña. Una hermosa extraña, su mente suministró mientras sus ojos la miraban con curiosidad. Piel morena, cabello negro rizado, suelto y salvaje, largas pestañas coronando grandes ojos marrones y labios carnosos en rojo. Llevaba leggins negros ajustados, botas marrones y un suéter rojo largo y suelto de cuello redondo que dejaba ver su escote.

Parecía tan molesta como él por este evento inesperado y había puesto los brazos en jarras después de un largo suspiro de sufrimiento. Su pequeño puchero se le hizo demasiado adorable y se encontró sonriendo sin darse cuenta de que lo estaba haciendo, pero su sonrisa desapareció rápidamente cuando ella lo miró y él apartó los ojos de ella. Fijó sus ojos en una mancha en la pared del ascensor, obligando a su mente a pensar en todas las posibles sustancias que podrían ser para hacer retroceder el rubor que subía lentamente por su cuello hasta sus mejillas por haber sido casi atrapado mirándola.

Trató de lucir indiferente y pensó que estaba actuando normal, pero la chica que estaba atrapada allí con él lo miraba con curiosidad, sabía que él la había estado mirando a escondidas. Había sacado su teléfono para pedir ayuda, su amiga la estaba esperando en la cafetería al otro lado de la calle, ella podía ir al encargado del edificio y advertirle de la situación, pero se dio cuenta de que no tenía señal cuando notó ojos sobre ella. Por el rabillo del ojo notó que el joven que la acompañaba le enviaba breves miradas. Estaba claro que la encontraba atractiva y estaba luchando consigo mismo para reunir valor para decirle algo sin parecer raro. Eso fue muy dulce para ella. Así que tuvo el valor de hablar primero o de lo contrario habrían estado allí toda la noche esperando a que uno de ellos hablara.

—Qué suerte la nuestra, ¿No? —comentó, metiendo su teléfono dentro del bolso que llevaba—. El elevador deja de funcionar y no hay recepción de teléfono aquí adentro.

El joven rubio pudo respirar aliviado cuando no se encontró con la tarea de romper el hielo, pero entonces sacó su teléfono y lo revisó, desinflándose cuando se dio cuenta de que ella tenía razón. Tenía la esperanza de llamar a Miles para pedir ayuda si las cosas tomaban demasiado tiempo, podría aparecer allí con su traje y rescatarlos, pero parecía que tendrían que esperar a que alguien notara el mal funcionamiento y lo arreglara. Con ella ahí él tampoco podía transformarse, y tampoco había mucho que pudiera hacer.

—Estaremos aquí por un largo rato, entonces —dijo finalmente.

Luego bajó el teléfono y después de otra mirada de soslayo hacia ella, se aclaró la garganta ligeramente.

—Soy Henry, por cierto —se presentó.

No le gustaba el silencio incómodo, así que trató de continuar la conversación con ella. Además, le gustaba.

La miró con nerviosismo, porque siempre se volvía un poco tímido al principio cuando hablaba con chicas bonitas por primera vez, y notó que ella también lo estaba mirando, sus cálidos ojos marrones suaves y gentiles combinados con una sonrisa amistosa.

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