Mis Chenry One-Shots

Contigo en la Distancia

Una pelea los separa, pero Henry no puede imaginar su vida sin ella.

Un Chenry que tenía en borrador y por fin pude terminar.

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La tenue luz artificial de las lámparas de la calle delineaban su figura en la oscuridad mientras se movía por la habitación con sigilo, buscando sus prendas para vestirse. En su búsqueda, encontró las de su compañera, las que dejó a los pies de la cama para que no tuviera que recogerlas al igual que él al despertar.

Ella aún dormía plácidamente en su cama, el suave murmullo de su respiración era lo único que se oía aparte del roce de tela y sus pasos suaves sobre el piso de madera.

Terminó de vestirse y se acercó a su lado de la cama, sus dedos rozaron su sien en una caricia de una pluma mientras la observaba con una mirada cálida, bucles castaños rebotaban gentilmente con cada exhalación. Una sonrisa de complicidad apareció en sus labios al pensar en lo hermosa que era y en lo afortunado que él era de poder tenerla entre sus brazos.

Las relaciones románticas podían ser complicadas cuando eras un superhéroe que tenía que ocultar su secreto. La conquista se le hacía fácil a él, un par de sonrisas, una conversación divertida, miradas traviesas y guiños coquetos, la mayoría caería en la trampa muy rápido. A decir verdad, parecería tener mucho éxito a los ojos de la gente, un verdadero Don Juan con las mujeres... claro, todo iba bien al principio, pero las cosas se complicaban cuando la relación se volvía más formal.

Contrario a lo que muchos creían, diversión no era lo que buscaba, al principio. Quería una relación estable, una relación normal y sana. Quería despertar es sus brazos después de soñar con su amada, pensar en ella y sonreír de la nada, esperar con ansias que llegara el momento de reencontrarse luego de un atareado día separados. Lo que quería era muy simple, y a la vez muy difícil, de conseguir.

Lo intentó, muchas veces, muchos años. Pero vez tras vez, ocurría lo mismo. Con estabilidad y más intimidad llegaban el recelo y la sospecha, los reclamos y el temor a la traición ¿A dónde iba en las noches? ¿Por qué a veces se iba en medio de una cena? ¿Por qué no contestaba mensajes? ¿Qué eran esos golpes? Se encontró en esa situación en muchas ocasiones.

No era fácil confiar su secreto así nada más. Significaba peligro, para él y para la mujer que estuviera a su lado en ese momento. Y no podía darse el lujo de confiar en cualquiera solo porque tuvieran una conexión en ese momento. Para confiar se necesitaba conocer bien a alguien, su personalidad, sus valores, su forma de pensar, y él nunca podía alcanzar ese nivel de confianza con nadie, porque nunca duraban lo suficiente para siquiera conocer mejor sus gustos.

Con el tiempo, su fallida búsqueda del amor romántico empezó a frustrarlo hasta que se decepcionó por completo, y decidió desarraigar de su corazón la idea de una relación estable y sana. Las personas como él pocas veces lograban encontrar el amor, su ex jefe era un ejemplo de lo solitaria que podía llegar a ser su estilo de vida.

Así empezó a tener solo relaciones fugaces, aventuras de una o unas cuantas noches. Eso era más fácil, buscar diversión en lugar de amor, se decía a sí mismo. No necesitaba planear citas, comprar detalles, conversar de asuntos triviales, enamorar cada día. No necesitaba preocuparse porque sospecharan de su estilo de vida, de qué trabajaba, a dónde lo hacia. No era necesario preocuparse por mantener su secreto bien guardado, porque a sus parejas ocasionales no les interesaba en absoluto.