Amor y Peligro

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¿Qué detiene a Henry de pedirle matrimonio a Charlotte? El universo, obviamente.

El título es porque no sé me ocurría otro, si pienso uno mejor, lo cambio.

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Estaba harto de esa situación, de siempre perder la oportunidad. Ya lo había decidido, el universo lo odiaba y no quería verlo feliz, primero lo hizo perder sus poderes, después no poder graduarse de la secundaria, luego casi morir en cumplimiento del deber, seguido de ser perseguido por un sicario, ser capturado por un enemigo de su adolescencia y casi asesinado por este en un intento de usar su nuevo poder para sus planes. Y ahora le seguía esto, la nueva forma que tenía el universo de joderle la vida.

Por fin era feliz, por fin había decidido lo que quería y había dejado de dar tumbos por la vida, y ahora estaba en una relación sana y estable con la mujer que amaba, a la que había amado siempre y por fin había tenido el valor de confesarse con la seguridad de ser correspondido. Ella lo amaba también, y sólo había esperado a que él se decidiera. Y por supuesto que el universo tenía que venir a joderle la felicidad.

Llevaban unos meses de relación, de vivir juntos y compartir sus dos vidas: la civil y la heroica. Había sido un golpe de nostalgia tenerla de nuevo con él en una base secreta subterránea ayudándolo tras unos monitores y con sus dispositivos tecnológicos. Ella había aceptado volver a esa degenerada y peligrosa ciudad por él, había renunciado a una vida exitosa y emocionante por una vida emocionante y peligrosa pero tras bambalinas junto a él. Estaba ahí para cubrir su espalda, para darle consejos, guiarlo en sus misiones, regañarlo por sus actos temerarios y tranquilizarlo cuando la situación lo sobrepasaba. Para recibirlo con los brazos abiertos después de volver de una emergencia, curar sus heridas, consolarlo y besarlo hasta que todo su dolor y su agitación se disiparan y sólo quedarán sus caricias. Él no quería nada más que hacerla suya por completo, tenerla en su vida como algo más serio, comprometerse para el resto de su vida con ella porque sabía que no existiría jamás otra mujer capaz de hacerlo sentir de forma tan intensa como ella. Se había decidido, iba a proponerle matrimonio, incluso compró el anillo, ahorrando a escondidas de ella y pidiendo ayuda a su hermana para elegir el más apropiado para su novia. La iba a convertir en su esposa y sabía perfectamente que ella estaba esperando ese momento...

El universo también, sólo que para arruinarlo.

Quería hacerlo bien, que fuera algo dulce y romántico, así que organizó una cena íntima en su apartamento con la excusa de que era para relajarse de tanto trabajo y estrés y compensar todo lo que ella pasaba por él, asegurándose de tener todo cubierto: velas, rosas en el centro, luces tenues, música suave, su comida elegante y postre favoritos, el vino blanco que a ella más le gustaba, el apartamento ambientado de acuerdo a la ocasión... todo lucia tan perfecto que parecía de película y él sabía que ella iba a amar toda la preparación porque en el fondo era una romántica y le gustaban esos detalles cursis pero dulces. No estuvo equivocado, ella amó cada detalle, desde el vestido que él eligió para que ella usara esa noche hasta el mantel de la mesa. Había sido una velada perfecta... demasiado perfecta.

Él debería haber imaginado que todo estaba yendo muy bien como para que algo no fuera a arruinar el momento más romántico de su vida hasta ese momento.

Estaban terminando el postre, y ya casi se habían acabado la botella de vino. Su mano estaba dentro de su bolsillo apretando con ansias la cajita con el precioso anillo, esperando el momento adecuado para proponerse, se arrodillaria como había visto que hacían los protagonistas de sus películas románticas favoritas, un gesto que ella amaba y estaba seguro haría el momento más transcendental, más memorable. Se debatía en sí debía hacer su movimiento en ese instante cuando el universo, que tanto odiaba verlo feliz y expectante por algo, intervino.

Mis Chenry One-ShotsWhere stories live. Discover now