Mí héroe

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Como superhéroe salva vidas todo el tiempo, pero esta vez es el turno de Henry Hart de brillar.

Universo Alternativo.

Era una noche ajetreada en el club, siempre era así los fines de semana. Por lo general, estaría afuera, en las calles, deteniendo crímenes y salvando a personas ebrias de ser atropelladas por un conductor igualmente ebrio, o a mujeres jóvenes de ser asaltadas por tipos espeluznantes. 

Pero no esa noche. Esa noche estaba atendiendo el club para cubrir a Jasper, quien se tomó su merecido día libre para salir en su primera cita con Chloe después de haberla perseguido durante años. Finalmente ella había dicho que sí y por supuesto que apoyaría a su mejor amigo.

No se preocupaba demasiado por la ciudad, Ray todavía estaba en las mejores condiciones para el trabajo, e incluso con sus muchos defectos, amaba su trabajo. Además, tenían a la Fuerza Danger a su lado para mantenerlo fuera de problemas –refiriéndose más que nada a Mika–. Lo mantendrían en línea. Todo estaría bien sin él por esa noche.

Un cliente se levantó de su asiento y abandonó el lugar dejando unos billetes en la barra al salir. Lo saludó con la mano y tomó el dinero, luego tomó el vaso y limpió la barra con un trapo. Era una escena que habia visto repetirse una y otra vez durante las últimas tres horas.

—Oye, voy a traer un poco de ginebra de la parte de atrás, se nos acabó —anunció su colega.

Asintió con la cabeza hacia el tipo y lo vio alejarse hacia la puerta trasera. Esa noche estaban él, el otro cantinero y cuatro meseros, pero aún tenían las manos llenas. Algunas personas pedían en sus mesas, otras iban por un asiento en la barra y otras iban a él por bebidas. Conocía bastante bien el trabajo.

Le dio la espalda a la gente divirtiéndose y comenzó a ordenar los vasos y botellas en los estantes tras la barra. Después de un minuto de eso, escuchó una voz detrás de él.

—Disculpe —llamó una mujer joven.

Se dió la vuelta, con una sonrisa amistosa lista en sus labios, pero se volvió genuina cuando vio el rostro de una vieja amiga que no había olvidado incluso después de todos esos años transcurridos. Ella había cambiado, mucho. Había crecido de esa niña pequeña y menuda con un rostro infantil. Ahora era toda una mujer, una muy bonita que estaba usando un vestido de cóctel plateado, alta pero no más alta que él, con un rostro anguloso y lindas curvas que él se esforzó por no mirar porque era mejor que eso.

Él enfocó su atención en su rostro, su hermoso rostro con esos grandes ojos marrones y habló.

—Charlotte.

No necesitaba confirmación. Sabía que era ella. Su amiga de la infancia, la que tuvo que mudarse de la ciudad un año antes de que él conseguiera el trabajo en la ya inexistente tienda de baratijas. Habían perdido el contacto con el tiempo, hacía mucho que no había oído hablar de ella.

—¿Lo conozco?

Ella en cambio se demoró un poco en reconocerlo. Estudió sus rasgos cuidadosamente, inclinando ligeramente la cabeza con los ojos entrecerrados. Él no dijo nada, solo aguardó con una sosegada sonrisa a que ella lo descubriera por sí misma. Pudo precisar el momento en que hizo clic en su mente quién era él. Sus labios rojos se torcieron hacia arriba en una amplia y brillante sonrisa.

—¡Henry! —exclamó al reconocerlo.

Ella se arrojó sobre él por encima de la barra, sus brazos desnudos envolvieron su cuerpo con fuerza en un abrazo un poco incómodo porque la barra estaba entre ellos. Él se rió de su exhibición y le devolvió el abrazo, cerrando los ojos mientras apretaba su delgado cuerpo entre sus brazos e inhalando su aroma. Era vainilla sutil. Le encantó.

Mis Chenry One-ShotsWhere stories live. Discover now