Número Cinco.

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*visión*

- Este es Leonard... 

- ¿Vanya?

- ¿T/n?

- Encantado. 

- Mierda.

- ¡Ayuda!

- Quiero protegerla.

- ¡Allison!


Grité incorporándome. Olvidé la mayoría de las cosas que había visto en la visión, pero la cara del tal Leonard y los gritos de Vanya quedaron rondando por mi cabeza.

 Me levanté de mi cama y salí del cuarto. Se oían ruidos fuertes por toda la academia. 

- ¿¡Qué carajos?! 

Disparos. 

Corrí a la sala sin entender nada de lo que estaba pasando. Vi un par de tipos peleando con algunos de mis hermanos. 

- ¿Hazel y Cha-Chá? - murmuré al reconocer sus máscaras.

Ya se iban, pues parecía que los Hargreeves lo teníamos todo controlado... hasta que la lámpara gigante de araña de la entrada se cayó encima de Luther.

- ¡Luther! - corrí hacia él mientras el resto de mis hermanos nos rodeaban.

Levanté costosamente la lámpara con mi poder. El Número Uno yacía encogido pero no muy dañado. Su abrigo se había rasgado y todo su torso peludo estaba al descubierto.

Se fue corriendo, avergonzado. 

- ¿Alguna de vosotras dos sabía eso? - nos preguntó Diego a Allison y a mí. 

- No. - respondimos a la vez cabizbajas.

Cuando yo me fui de la academia Luther no era un mono. ¿Qué demonios había pasado?

Fui a su cuarto y toqué la puerta. 

- ¡Lárgate! ¡Quiero estar solo!

- Que infantil eres a veces. - rodé los ojos, entre a la habitación y me paré delante suyo. 

Leí su mente. Vi todo sobre su accidente. En una misión había salido tan herido, que Reginald le había inyectado una sustancia. Por eso él ahora era así.

- Lo siento, hermanito. - bajé la mirada y me acerqué un poco. - Por no darme cuenta antes.

Luther hizo una mueca ahogada y me abrazó, chafándome. 

Permanecimos así un minuto hasta que dejó de sollozar y yo al fin pude respirar.

- Gracias. Y siento no haberte dicho nada. Pensé que me leerías la mente y me ahorraría la historia entera. 

Arqueé una ceja y solté una risa. 

- Tranquilo. - me di la vuelta para irme. - Descansa un rato. 

Fui al baño de la planta baja, Klaus estaba tardando mucho en darse un baño. 

- ¿Klaus? - le busqué pero no le encontré.

Grité que no era tiempo para bromas, y varias amenazas, pero nada.

- Joder, no. 

Fui a mi cuarto y me cambié de ropa. Puse mi forma de 13 años y salí de la Academia.

- T/n, ¿a dónde vas? - me gritó Diego de malas maneras.

- ¡Los dos idiotas que nos han atacado han secuestrado a Klaus! ¡Voy a encontrarle! - no dije nada más y me fui corriendo al laboratorio en el que él y Cinco habían estado el día anterior. Lo había visto en la mente de ambos. 

Número Ocho. || [ᴄɪɴᴄᴏ ʏ ᴛᴜ́] ♥︎Where stories live. Discover now