Over Again. | h.s

13. "Mudanza."

El día transcurre con completa normalidad, únicamente siendo objeto de mi preocupación el trabajo práctico individual que se nos viene encima. Puesto que hoy es mi día libre en el trabajo, me he ofrecido para ayudar a Zayn y Julie en la mudanza, al igual que la mayoría de nuestros amigos, incluido Trevor a quien Cam ha enviado en su representación puesto que ella cursa hasta tarde e irá cuando termine.

Como demasiadas cosas grandes no hay (ya que el apartamento está amueblado), mi auto, el de Harry y el de Zayn son destinados para llevar las pocas que la joven pareja posee. Entre ellas, dos televisores, un escritorio, una biblioteca, incontables cantidades de ropa femenina, libros y demás cosas. Mi acompañante es Trevor, quien se sube junto a mí una vez que termina de ayudarme a cargar las maletas de Julie.

Sin embargo, antes de que el rubio pueda si quiera hablar, una cabellera rizada oscura se acerca al auto, a punto de asomar la cabeza por la ventanilla, que está cerrada. Angie me mira expectante del otro lado, mientras yo trato de transmitirle todo mi odio a través de los vidrios polarizados.

-¿No vas a bajar la ventanilla?

-¿Debería? -me giro hacia él.

-Tal vez necesite ayuda con algo.

Angie toca el vidrio, tratando de llamar la atención de alguien desde el interior del coche. Pobre ilusa.

-Harry puede ayudarla. -resuelvo poniendo en marcha el auto.

-No seas grosera y baja el jodido vidrio.

Refunfuño mientras presiono el botón; la cara de Angie apareciendo por partes antes de que una extremadamente grande sonrisa se extienda por toda su cara (a la que, por cierto, no me faltan las ganas de golpear).

-Hola Lol.

-Hola.

-Harry me dijo que te pidiera ayuda con unas cosas.

-Tal vez él... -comienzo a buscar la excusa, sin embargo, Trevor me interrumpe.

-Ella estará encantada. Vamos Lola, ve a ayudarla.

Abandono el automóvil gruñendo por lo bajo, no sin antes susurrarle un "Gilipollas" a Trevor, quien parece encontrar en mi enojo la cosa más graciosa de su puta vida. Sigo a Angie escaleras arriba en la casa de Julie, y la morena me señala el escritorio desarmado, indicándome que lo levante y lo lleve el auto de Harry. Ella habla sin parar de una cosa que evidentemente no me interesa, debido a que lo único que respondo es "Ajá", sin escuchar ni una maldita palabra de lo que balbucea sin parar. En lo único que pienso es en cuán placentero sería empujarla por las escaleras y hacerlo lucir como un accidente. Sin embargo, la que avanza primero soy yo y esta vez me toca rezar por que ella no me empuje a mí y finalmente se libere de la tediosa ex novia de su próximo enrollo de una noche. Llego sana y salva al auto, aunque me sorprendo por la ausencia de Harry. Y, cuando levanto la cabeza, me encuentro con la más grata de las sorpresas.

El rizado se encuentra apoyado en el lado izquierdo del auto, sobre la ventanilla del copiloto, charlando animadamente con Trevor, como si fuera su más grande amigo y no su más grande rival. Constituye la mayor de las ironías que una de las razones de su amnesia sea Trevor (indirectamente, claro) y que justo ahora su amnesia sea lo que le hace olvidar su odio hacia el rubio.

Acomodo las piezas del escritorio y me marcho hacia mi auto, no sin antes despedirme de Angie y deseando no verla más por hoy; he tenido demasiado de mi cuota diaria de odio. Vuelvo a mi coche, limitándome a subirme y ponerlo en marcha por segunda vez. Arranco y acelero solo un poco, haciendo que el auto de un leve sacudón y que Harry se despegue con alarma de mi coche. Y, sin decir una palabra más, me alejo de la casa de mi mejor amiga.