47. "Volveré."

26.7K 2.2K 492
                                    


Abandono su habitación y él me deja ir. Lo escucho cerrar la puerta de una patada y con un fuerte estruendo, pero no hago más que encogerme y continuar bajando las escaleras mientras él maldice y golpea la puerta con el puño. Estoy hecha un mar de lágrimas para cuando llego a la puerta principal y soy un desastre cuando me meto en el coche. Permanezco sentada dentro, viendo cómo una lluvia torrencial se desata afuera, similar a las lágrimas que no paran de caer de mis ojos. Golpeo el volante, no obstante el dolor que me recorre la mano no es lo suficientemente abundante como para equipararse al que está sintiendo mi corazón en este momento.

No se asemeja ni de cerca a la primera vez, o a la segunda. Se asemeja más bien al dolor que sientes cuando alguien fallece, porque sabes que no lo vas a volver a ver nunca más en tu puta vida.

Después de permanecer no sé cuánto tiempo llorando dentro del coche, llego a la conclusión de que debería resignarme a que lo nuestro no está destinado a durar para siempre. Es evidente. Es como si el universo conspirara en contra nuestro para hacernos romper una, y otra, y otra vez cuando llegamos al punto en el que podemos decir que estamos fuera de peligro. Es casi macabro.

Justo cuando estoy poniendo el auto en marcha dispuesta a volver a mi casa, la razón de todos mis problemas (bueno, no todos, sino uno en particular) sale de la casa con un bolso azul en el hombro y la vida resuelta, como si el ítem "Arruinarle la vida a mi hijo y su novia" hubiera acabado de ser tachado en su lista de la locura. Sí, porque esa es la única respuesta coherente a todo este problema: Anne Styles está loca. O es la persona más cruel del universo.

Apago el motor y saco la llave del contacto. Me miro al espejo. Una de las ventajas de pasarte tu vida llorando es que, eventualmente, tu cuerpo se acostumbra. No parece que hubiera estado llorando durante un tiempo indefinido dentro del coche; mi nariz está un poco roja, pero eso puede aducirse al frío, y tengo los ojos levemente hinchados, pero con suerte no se dará cuenta. Y si se da cuenta, me importa una mierda.

–¡Anne! –exclamo bajando del auto.

–¡Lola! ¿Cómo estás? –me sonríe.

No puedo aguantarla, sinceramente. Antes la adoraba. Durante el accidente nos convertimos en uña y carne, pasábamos la mayor parte del día juntas y nos gustaba charlar y compartir anécdotas. Lamento que las cosas hayan terminado de esta forma. Y, no me malinterpreten, sé que quiere lo mejor para Harry, porque es su madre y es totalmente comprensible. Sólo que no entiendo por qué tiene que obligarlo a cruzar el océano (aún cuando él no tiene ningún deseo de hacerlo) para ayudarlo a encontrarse a sí mismo. Creo que hay otras formas más razonables. Y definitivamente creo que debería tenerlo en cuenta al tomar decisiones de este tipo.

–Harry me lo ha dicho –contesto débilmente.

–Oh –su sonrisa se desvanece–. Supongo que a eso se debe que su habitación esté completamente destrozada. No lo tomaste demasiado bien, ¿verdad?

¿Cómo puede ser tan cínica?

–Bueno, en algo no está equivocada –me froto las manos.

–¿Disculpa?

–Mira, Anne, yo te aprecio y nunca he considerado que fueras una mala persona, una mala madre o algo por el estilo; todo lo contrario, de hecho –sí creo que está mentalmente insana, pero eso es harina de otro costal–. El punto es que no creo que esta sea la mejor decisión. No sólo para Harry, sino para todos nosotros, o incluso ustedes. Hay millones de formas de ayudar a Harry con la recuperación... y no veo necesario el hecho de que tenga que irse de Londres.

Anne se ajusta el bolso en el hombro y carraspea. Me dirige una mirada tan glacial que, de haber podido congelarme, lo hubiese hecho.

–Por eso es, Lola, que no te lo consulté. Yo soy su madre y yo sé lo que será mejor para él.

Over Again. | h.sWhere stories live. Discover now