01. "Depresión."

84.8K 3.8K 225
                                    

El sonido repitente, escandaloso e irritante de mi alarma matutina comienza a sonar, indicándome que es la hora de levantarme. Sin más preámbulos tomo mi celular y apago la alarma, volviendo a dejar el móvil sobre la mesa de noche. Me siento en la cama y bajo mis pies para hacerlos tomar contacto con el suelo. Después de pasar toda la noche en la misma posición, con los ojos fijos en el techo, estirarme y poder moverme resulta ser un alivio para mí en estos momentos. Me levanto de la cama y me encierro en el baño para tomar una ducha. Generalmente, el objetivo de mis duchas matutinas era despabilarme, pero desde que no duermo por las noches simplemente lo hago por costumbre. A decir verdad, en los únicos momentos que puedo conciliar el sueño es cuando apoyo mi cabeza en su cama, justo al lado de su mano.

Escojo un jean color azul oscuro, unas zapatillas negras y un buzo de Harry color verde militar que dice Obsession. Últimamente utilizo mucho la ropa de Harry, ya sea para salir, dormir o quedarme en casa. Me hace sentir más cercana a él, a pesar de la distancia que nos separa en estos momentos. Después de vestirme, me paro frente al espejo para repasar mi imagen y sentir pena por mí misma una vez más. Me veo tan mal. Como si hubiera atravesado mi propio funeral en vida. Suspiro y paso mis manos por las puntas de mi cabello, que antes llegaban hasta mi cintura y ahora llegan hasta mis hombros. Lo había hecho en un momento de desesperación, en el que la depresión era lo único a lo que recurría. Un día, por la mañana, simplemente me levanté, me fui a la peluquería y cuando volví tenía el pelo por los hombros y la mirada perdida, aunque eso era más que habitual. El celeste de mis ojos se había apagado y el brillo había desaparecido. Mis ojos ya no son los mismos. Yo ya no soy la misma.


Mis pasos hacen eco contra la madera de las escaleras mientras bajo. Evito ir a la cocina, porque sé que tendré que sentarme en la punta de la mesa y observar a mi mamá desayunar hasta que sea la hora de irme. Ya que comer  y dormir son hábitos que he ido perdiendo durante estas tres semanas, evito también pasar cerca de mi madre porque sé que va a regañarme, ya sea porque estoy demasiado delgada o porque mis ojeras son demasiado prominentes.

Así que me escapo de mi casa de la mejor de las formas y me subo a mi coche, decidida a partir hacia el hospital antes de ir a la universidad. Conducir es algo que he estado realizando muy a menudo. La verdad es que me distrae un poco del infierno personal que se desata en mi interior cada vez que me levanto por las mañanas. Conduzco de casa al hospital, del hospital a la universidad, de la universidad al hospital y del hospital a casa. Esa es mi rutina diaria desde hace tres semanas, exceptuando fines de semana, en los que no abandono la silla junto a su cama en la habitación 4 de Terapia Intensiva.

En cuanto a mis estudios, por el momento voy bien. Ya que no hago absolutamente nada más que permanecer a su lado y llorar, o acostarme en mi cama a pensar y mirar el techo (y llorar), tengo tiempo para hacer tarea o dedicarme a la universidad. Estudiar es otra cosa que me distrae en muchas formas, porque puedo desviar mi atención de él, aunque sea para aprenderme dos libros completos en un par de horas. Y puedo decir, que esa es la mejor hora del día.

Al aparcar en el estacionamiento del hospital Wellington, siento que todo el peso de estas tres semanas se me vienen en encima otra vez. Sin embargo, hago el más grande de los esfuerzos para no decaer y logro  bajar del auto sin ponerme a llorar. Recorro los amplios, blancos y casi vacíos pasillos del hospital que prácticamente se ha convertido en mi nuevo hogar. Después de pedir que me dejen entrar a Terapia Intensiva, dar mi nombre completo y firmar un formulario por milésima vez, puedo entrar a la habitación de Harry.

Teóricamente, él no tiene nada más que el brazo y una costilla rotos, mucho humo en los pulmones, unas cuantas magulladuras y una contusión por un golpe en la cabeza, mas eso sigue impidiéndole salir del estado de coma. Nadie entiende qué es lo que le sucede. Yo también había tenido una contusión el día del partido en el que Courtney dejó que me cayera y en ningún momento entré en coma, ¿por qué él sí, entonces? Esa era una pregunta que ni los doctores ni nadie podía responder. "Quizás la contusión es más grave" supieron decir, ¿pero qué tan grave como para determinar un coma de tres semanas?

Over Again. | h.sWhere stories live. Discover now