29. "Promesa."

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Dos días después, sin noticias de Harry (o de lo que verdaderamente nos importa a todos), me encuentro teniendo un día tranquilo en el trabajo. Apenas ha entrado gente y el local de American Apparel nunca ha sido más aburrido que hoy, así que saco mis apuntes y decido ponerme a estudiar. El silencio es casi escalofriante, lo que me otorga un buen ambiente para ponerme al día con mis clases de Economía, que me tienen los pelos de punta. Después de casi una hora de pasármela leyendo y releyendo mis interminables apuntes, escucho el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose. Sin levantar la cabeza, sé quien es porque su carcajada le delata.

–¿De verdad te has puesto a estudiar?

–Bueno, tengo que hacer algo para no morirme del aburrimiento, Styles. –replico con voz monótona. –Y Economía me está matando, literalmente.

Se acerca y se para frente a mí. Sigo sin levantar la vista, pero lo escucho carraspear delante del mostrador. –Tienes un cliente esperando, Simons.

Levanto la cabeza, mirando sobre su hombro el local vacío. –No hay nadie. –enfoco mi vista en él, observándolo por primera vez; enarca una ceja. –Ah, ¿estás hablando de ti?

–¿Quién más, sino?

Sonrío, cerrando el apunte y tapando el resaltador. –¿Un regalo para Gemma?

–No, qué va. Invitaré a esta bonita chica a salir mañana por la noche y algo me dice que no tiene algo qué ponerse. Está constantemente diciéndolo.

–¿Puedo saber cómo se llama?

–Sophia.

Sonrío y el corazón me da un vuelco. Harry siempre utiliza mi segundo nombre para referirse a mí indirectamente. –¿Y qué tenías en mente para esta chica?

–No lo sé. Probablemente un vestido; le gustan los vestidos. Algo oscuro; también le gustan los colores oscuros. Y no muy apretado, solo en la parte del pecho.

–Falda acampanada, ¿verdad?

–Eso.

Sonrío caminando hasta la sección de vestidos y saco uno al que le he echado el ojo hace un tiempo. Es color vino de escote en v con tirantes finos y falda con vuelo.

Harry frunce los labios en desaprobación y se une a la búsqueda. Pasamos aproximadamente diez minutos viendo vestidos de todos los colores y estilos, hasta que, finalmente, Harry saca un vestido del que me enamoro. Es de un color gris claro (pero no tan claro), corto, de escote y costados rectos, espalda descubierta, pechera y cintura ajustadas y falda media campana. Lo he visto antes en otros colores, pero nunca en éste y me parece tan simple que me encanta.

–¿Podrías ir a probártelo, por favor?

Tomo el vestido y echo un vistazo a la tienda aún vacía. Me dirijo a los probadores, me desvisto y me coloco el vestido gris en una velocidad récord. Me calza perfecto y, aunque el largo deja muy poco a la libre imaginación, considero que es excelente para mí. Salgo del probador y Harry sonríe al verme aparecer.

–Me encanta.

Me agarra de la mano y me hace dar un pequeño giro. Mis pies descalzos se mueven sobre la moqueta y tropiezo con una de mis zapatillas, que he lanzado del probador en el apuro mientras me desvestía. Harry me agarra de la cintura y termino chocando contra él, agarrándole la camiseta con las manos.

–Dios, esto es lo más cliché del mundo.

–No, la situación no es cliché. Tú eres torpe.

–Bueno, gracias cariño.

Dado que me encuentro prácticamente en sus brazos, recupero el equilibrio y me pongo de pie nuevamente. Harry apoya la espalda contra la pared y tira de mi cuerpo sin obtener resistencia de mi parte, que me fundo con sus labios. Definitivamente nunca podría cansarme de besarlo, o de dejarlo que me bese. Me rodea con los brazos, abrazándome, pegándome más a su cuerpo, y yo le recorro el torso con dedos temblorosos. Sus dientes capturan mi labio inferior, tirando levemente de él y haciéndome soltar un gemido que proviene de lo más profundo de mi garganta. Joder. Así que así se siente enrollarse con alguien en el trabajo. Debo decir que no es algo fuera de lo normal ni mucho más estimulante.

Over Again. | h.sWhere stories live. Discover now