10

164 25 0
                                    


Un fuerte zumbido me despertó. Era mi celular. Maldije haberlo dejado en modo vibrador y no en silencio, maldije el haber movido las sábanas para buscarlo y solo haber logrado que saliera volando afuera de la cama, obligándome a pararme para recogerlo. La pantalla, brillando en la oscuridad, mostraba que llamaba un número extraño.

Decidí contestar, aunque solo fuera para desquitarme gritándole a quien estuviera al otro lado.

-¿Aló? -gruñí.

Silencio al otro lado de la línea.

-¡¿Aló?! -me exasperé.

-¿Te desperté? -respondió una voz dolorosamente familiar.

Era Sehun, y sentí que internamente se me activaba una alerta roja generalizada.

Cuelga, Yongsun.

-Hola, Sehun.

-Hola, Yongsun-Ah

-Vamos a culpar al hecho de que estoy todavía medio dormida por no haberte colgado aún -dije, justificando mi idiotez.

Cuelga, cuelga ahora.

- Gracias por no hacerlo.

Cuelga, carajo.

-¿Qué quieres? -pregunté, sabiendo que cualquier respuesta que me diera traería problemas.

-Solo saber cómo estabas...

-Estaba dormida y ahora estoy enojada.

Silencio nuevamente, el universo me daba otra oportunidad clara para colgar y salir de la situación relativamente ilesa.

-Te extraño.

Adiós oportunidad.

Quería decirle que no tenía derecho a decirme eso, que ya no era su novia, ni su amiga, y que si necesitaba a alguien, podía elegir entre las cinco idiotas con las que se había metido desde que terminó conmigo. Pero mi ego estaba remplazando mi buen juicio y ahora estaba en busca de retribución, y la curiosidad por saber qué tanto iba a arrastrarse y qué tan arrepentido estaba por haberme dejado ir era más fuerte que mi instinto de protección. Y algo en mí, también, se alegraba de escucharlo.

- Han pasado cuatro meses desde la última vez que hablamos, así que te ha costado bastante tiempo llegar a esa conclusión -dije, manteniendo mi voz de reproche.

-Pensé que nos vendría bien alejarnos un poco.

- Esa decisión la tomaste unilateralmente, te recuerdo.

-La tomé por el bien de ambos, no solo el mío.

Sonaba tan cuerdo, tan centrado, que por un momento dudé si no estaba siendo demasiado dura con él.

-Entonces, te pregunto de nuevo: ¿Qué quieres?

-Salgamos a tomar algo, pongámonos al día; después de todo fuimos mejores amigos y no solo novios, sería bacán recuperar eso.

-¿Tú y yo amigos? Creo que acabo de comprobar mis sospechas de que estás borracho.

-También estaba borracho cuando te pedí que fueras mi novia y eso duró tres años.

-No estás ayudando con tu argumentación.

-Una cerveza, un café si quieres, solo uno, y si es raro o incómodo, lo dejamos ahí y volvemos a ser dos exnovios que se resienten en secreto.

-Lo mío no es secreto...

-Yongie...

-Lo voy a pensar, Sehun, y te aviso.

-Okay.

- Voy a volver a mi sueño de belleza ahora, ¿Sí?

-¿Así le llamas a soñar conmigo?

-Chau, Sehun.

-Chau, Yongsun-Ah.

No soñé con él, no soñé con nada en particular, quizás porque solo pude dormir dos horas después de su llamada. La mayor parte de la noche se fue mientras yo daba vueltas por la cama, ansiosa, intentando entender si lo que había pasado tenía alguna lógica.

Sehun y yo estuvimos juntos durante nuestros últimos años en la universidad, que fue donde nos conocimos. No era un hombre guapo; era alto, de pelo negro y ojos rasgados siempre detrás de un par de anteojos, con la nariz pronunciada y, eso sí, una sonrisa maravillosa. Tenía un encanto natural, una manera de conducirse cariñosa, simpática, con un cumplido siempre a la mano, que lo hacía ganar amigos con rapidez... Y mujeres, muchas mujeres.

Al principio fuimos solamente amigos, porque yo le había dejado claro que jamás me metería con un tipo como él. Pero para alguien como Sehun, eso solo te convierte en una presa más deseable. Fuimos a unas cuantas fiestas y reuniones tras las que terminamos revolcándonos, pero yo me mantenía firme en la decisión de ser amigos, porque el pronóstico con él se veía tormentoso.

Mi fuerza de voluntad resistió un par de meses más, hasta el día en que invitó a salir a una de mis mejores amigas y, previsiblemente, yo caí en su provocación. Le monté una escena de celos absurda y él me mandó al diablo. Días después, borracho, en el cumpleaños de un amigo en común, me pidió que fuéramos novios. Y acepté. Tuvimos unos cuantos meses de felicidad y amor vergonzosamente trillados. Estaba loca por él, es la verdad, y debajo de esa alfombra metí todo tipo de estupideces, de manipulaciones, de juegos y de estrategias que usábamos para mantenernos unidos.

Al cabo de casi dos años estaba tan desgastada, tan emocionalmente quebrada, que en un acto de pura supervivencia terminé con él. Nunca me lo perdonó, porque si había algo que siempre estuvo por encima de su amor por mí fue su orgullo, y ahí empezó el peor periodo de nuestra historia juntos.

Me buscaba y me atraía de nuevo hasta el punto en que yo flaqueaba en mi decisión; entonces él iba y se conseguía otra, solo para restregarme en la cara la facilidad con que movía los hilos entre nosotros. No tengo mucho que decir en mi favor. seguí su juego y le pagué con la misma moneda, saliendo con un tipo distinto cada semana. Esa fue la verdadera razón que me impulsó a crear el blog: mis ganas de sacar de quicio a Sehun convirtiéndome en la soltera codiciada de la ciudad.

Un año entero estuvimos en ese plan tóxico hasta alcanzar fondo. Ya no recuerdo bien qué fue ni cómo supe que estábamos ahí, pero sí recuerdo la sensación de estar totalmente desconectada de mí misma, de lo que sabía que merecía, de la persona que era. Pensé que si tanto luchábamos por mantenernos en la vida del otro, entonces tal vez debíamos darle una oportunidad más a estar juntos, a tratar de empezar desde cero. Él se mostró feliz con la idea inicialmente, pero con el paso de los días, la distancia de siempre volvió. Y de pronto no llamó más ni contestó más mis mensajes, y así, en la oscuridad, habíamos permanecido hasta esa madrugada.

Click [MoonSun] [Finalizada]Where stories live. Discover now