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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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Era exactamente la segunda vez que volvía en un coche patrulla en menos de un mes. Claro que eso no era lo mejor que te podía pasar, y en especial si ambas veces tu madre te estaba esperando en la puerta con cara de muy pocos amigos. Era incluso peor cuando tu madre es Cynthia Thornton.
Llevaba el cabello castaño oscuro suelto, cosa que no era muy usual en ella, pues solía llevarlo recogido en un moño.
—Gracias por vuestra ayuda, sheriff —le dijo mi madre a Shoupe cuando me acompañó hasta la puerta de nuestra casa.
Vi cómo mi madre me miraba de arriba a abajo. Lo cierto es que no podía culparla. Estaba muy sucia y daba la impresión de que hubiera pasado el día en un vertedero.
Me pregunté qué le estarían diciendo los Carrera a Kie en su casa, pues la habíamos dejado antes a ella.
—No hay que darlas. Hemos encontrado la camioneta estrellada contra un árbol en Goat Island.
Mi madre me miró con esos ojos de maniaca que le salían cuando estaba bastante enfadada conmigo.
—Lo hemos llevado al taller y si no consiguen repararla la llevaremos al desguace —Siguió explicando Shoupe.
A mi prácticamente me temblaba todo el cuerpo. Por raro que sonase, no quería que Shoupe se marchara. No quería lidiar con mi madre.
—De acuerdo. Gracias. Iré a ver mañana cómo va —mi madre hizo un intento de sonrisa que acabó en una mueca—. Adiós, sheriff.
Shoupe le dirigió un asentimiento de cabeza y después me miró torciendo la boca en un gesto de lástima. Seguramente se imaginaba lo que me esperaba ahora en el interior de mi casa y habría jurado que podía ver en su mirada que se sentía mal por mi. Ese era el efecto que hacía la manera de intimidar de Cynthia Thornton.
Cuando Shoupe se marchó en su coche de policía en el cual estaba Plumb como copiloto, mi madre me indicó con la cabeza que entrara en casa.
Le obedecí en silencio y cuando entré, ella cerró la puerta. El sonido de la puerta cerrándose con fuerza me hizo sobresaltarme levemente. Entré en el salón con ella pisándome los talones.
Me sorprendí al ver que mi padre y mi abuela estaban allí con maletas en sus manos. Hablaban con mi abuelo y con Topper. Pero dejaron de hablar en cuanto me vieron entrar. Parpadearon sorprendidos al ver mi aspecto.
—¿Pero dónde estabas? —me preguntó mi padre acercándose a mi.
Lo miré tragando saliva. Después miré la maleta.
—¿Te vas? —musité con la voz en un hilo.
—Nos ha surgido una emergencia en Chicago —explicó rápidamente mirándome buscando cualquier herida cerca—. Llevamos todo el día posponiéndolo porque te estábamos buscando.
