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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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Cuando llegué a casa de John B al día siguiente todos estaban demacrados. Yo necesitaba hablar con JJ sobre lo ocurrido con Rafe y también tenía ganas de enterarme con todo detalle qué había pasado para que se formara aquella pelea, pues Sarah no quiso hablar mucho sobre ello.
La noche anterior habíamos estado hasta el amanecer hablando los tres tras la hoguera y cuando yo me quedé dormida en la casa del muelle, Topper aprovechó y llevó a Sarah a su casa para que recogiese ropa y demás. Sin embargo, Topper volvió sin ella alegando que había pedido que la recogiera por la noche. Aquello me pareció extraño, pero decidí que seguramente tendría sus razones.
Así que ahí estaba: llegando al porche de John B donde todos estaban tumbados o sentados y hablando sobre algo que no llegué a escuchar. Cuando me vieron llegar, JJ me miró poniéndose más recto.
—¿Qué hay, princesa?
—Hola —dije cruzándome de brazos con algo de timidez.
Todos se giraron para mirarme con sorpresa, pues no me esperaban. Así que sonreí levemente y me senté al lado de Kiara, que estaba tumbada en el sofá. Ella me sonrió y puso sus piernas encima de mi regazo cuando me senté.
—¿Qué tal anoche? —Preguntó Pope.
—Ya lo visteis —me encogí de hombros.
—Y ya nos ha contado JJ lo de Rafe —Añadió Kiara, levantando ligeramente el gorro que tapaba sus ojos para mirarme.
Miré a JJ, que estaba apoyado en la valla del porche con la camiseta sin mangas de color azul que solía llevar. Me miraba fijamente.
—Sí... fue intenso —respondí sin romper el contacto visual. La comisura derecha de JJ se elevó un poco.
—Cuando llegamos aquí otra vez sí fue intenso —replicó John B. Lo miré hundiendo las cejas—. El perro de Limbrey vino a por la llave con unos matones dispuestos a dispararnos flechas si no se la entregábamos.
Abrí los ojos con estupefacción.
—¿Qué?
Ellos asintieron, sin muchas ganas, y Pope suspiró con pesar. Por lo tanto, supuse que él había acabado dándoles la llave. Me sentí terrible por él, pues esa llave le pertenecía a él y a su familia, no a los Limbrey. Le miré formando una mueca con tristeza.
—¿Qué pasó con vosotros después de que nos marcháramos? —Me preguntó JJ, y después lanzó una mirada significativa a John B, que no quería preguntar directamente por Sarah.
Me encogí de hombros.
—Estuvimos hablando los tres durante el resto de la noche. Ella estaba algo afectada.
