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Donde JJ descubre que la hermana melliza del estúpido Topper Thornton no es sólo una cara bonita, y que no es tan creída y tonta como él creía.
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Donde Rafe Cameron se da cuenta de que que a pesar de esa coraza fría y sin sentimie...
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El bote seguía avanzando por el mar y yo quería saber absolutamente todo lo que había pasado. Tenía demasiadas preguntas y estaba segura de que ellos también las tenían. Es decir, su aspecto delataba que habían vivido momentos duros. Teníamos que saberlo todo.
—Tenéis que contarnos todo con pelos y señales —ordené con los ojos muy abiertos, apretando la mano de Sarah con la mía.
Sarah y John B se miraron sonriendo levemente, y después nos miraron a nosotros.
—¿Por dónde empezamos? —Dijo John B—. Hay muchísimas cosas que contar.
—Por el principio —respondió JJ—. Quizá desde cuando, por arte de magia, sobrevivisteis una tormenta tropical en mitad del océano.
John B pasó la lengua por sus labios y comenzó a relatar la historia de su aventura por las Bahamas.
Al parecer, la mañana siguiente a la tormenta ambos despertaron en medio del mar con solo el trozo de oro fundido en el bolsillo de Sarah. Un barco les salvó, pues tuvieron la suerte de ser encontrados en ese mismo momento. Y, no sólo tuvieron suerte en eso, si no que además los hombres que viajaban ahí se dirigían a las Bahamas. Más concretamente, a Nasáu.
Ellos viajaron con el capitán del barco, Terrance, y sus trabajadores: Scrubbs y Cleo. Eran dos muchachos de nuestra edad que habían ayudado a aquel hombre a perseguirlos por Nasáu en cuanto llegaron al país y descubrieron que la pareja que habían ayudado eran fugitivos que escapaban de la ley.
Ahí fue cuando Sarah y John B llegaron a un hotel que ella frecuentaba de pequeña al visitar la ciudad con su familia, y donde John B consiguió el teléfono con el que nos mandó aquella mítica foto que cambió todo.
—No sabéis lo que lloré —comentó Kiara entre medias.
—Sí, podríais haber avisado antes —asentí, bromeando, pero entonces vi que JJ me miraba de reojo.
Lo miré y me di cuenta de que mi frase quizá había tenido otro sentido. Le sonreí intentando calmar el ambiente, pero no parecía muy contento. Parecía no querer aceptar que yo no volvería a hacer nada como lo del aquel día, fue un horrible momento de vulnerabilidad extrema. Pero no volvería a pasar. Él no creía eso.
—Ward tenía el oro en la casa que tienen allí y yo quería entrar para robarlo —contaba emocionado. Todos escuchábamos con atención—. Sin embargo, una noche casi nos pillan. Los seguratas me tenían en sus manos. Conseguimos escapar y nos aliamos con el capitán Terrance, Scrubbs y Cleo.
