Las hojas en blanco eran mi refugio, dejar mis pensamientos a través de las letras me mantenía cuerdo por la vida. Las notas de Bruno eran mi verdadero yo, sin embargo, de un momento a otro ella comenzó a llenar mis hojas en blanco con su sonrisa, p...
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Miro desde mi lugar a Emma con una sonrisa y los dos chicos junto a mí aplauden y gritan como unos locos cuando le entregan su premio por ser una de las mejores alumnas de nuestra generación. Giro mi cabeza para mirar a Ava que le corresponde estar sentada en la fila de atrás y ella sólo niega divertida ante el acto de los dos cavernícolas a mi lado.
Los últimos detalles de la ceremonia de graduación se dan por finalizados y salimos en fila manteniendo el mismo orden con el que entramos, yo siendo el primero al igual que mi padre en su último año según lo que me contó mamá.
Al salir, con los chicos damos un salto que hace chocar nuestros pechos y luego soltamos una carcajada.
—¿Te unes a nuestro salto? —le pregunta Clemente a Ava.
—Ni lo sueñen —responde ella —De seguro arruinaría mi cabello.
Miro en dirección a donde está el grupo de Emma y ella está conversando de manera animada junto a Fallon, por lo que prefiero no interrumpirla y dejarla que disfrute el rato junto a su mejor amiga.
—Ahí está mi bebé —escucho el chillido de mamá.
La levanto del suelo y le doy un enorme abrazo, intentando no dañarla, ya que con Neels la cuidamos como si fuera una pequeña figura de cristal.
—Estoy tan orgullosa de ti —dice mamá cuando la dejo con sus pies tocando el suelo. —También lo estoy de ustedes —le sonríe a mis amigos y Clemente parece todo un baboso mirándola.
—Eres tan hermo... —Clemente ni siquiera alcanza a terminar, ya que Ava le da un golpecito.
—Allí está tu madre —dice Alan para salvar al chico de cabello oscuro.
—Un gusto, Sarah —le dice Clemente a mamá —Nos vemos pronto —le guiña un ojo.
—Con permiso —dice Ava —iré a saludar a sus padres ¡Clemente! —sale persiguiendo al chico.
—Tienes una especie de encanto sobre él —le dice Alan a mi madre.
—Es un idiota —murmuro como todo el hijo celoso que soy.
—No seas celosito —dice mamá tomando mis mejillas —A mí me da ternura ver como actúa Clemente.
—Olvida a Clemente —volteo los ojos.
—Celoso —molesta mamá —Por cierto, ahí viene Emma —señala detrás de mí.
Me giro en dirección a donde mira mamá y veo a la chica rubia caminar en nuestra dirección. Tiene un brillo que la hace ver más hermosa de lo normal, o quizás soy yo que cada día estoy más aferrado a las emociones que ella me provoca.
