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Sin abrir mis ojos, suelto un bostezo y me acomodo sintiendo un cuerpo a mi lado

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Sin abrir mis ojos, suelto un bostezo y me acomodo sintiendo un cuerpo a mi lado. Abro mis ojos de manera lenta y veo la espalda de Emma al descubierto.

De manera sigilosa me levanto de la cama y saco algo de ropa del closet para vestirme en silencio, mientras clavo mi mirada en Emma, para ver si está dormida del todo. Como se mantiene en su posición, salgo de la habitación en completo silencio para ir en dirección a la ropa que dejé tirada en el patio y sacar las llaves de mi auto. Por suerte, la billetera está en el vehículo, o sino habría sido un caos.

Es día domingo y aún es temprano, por lo que las calles están un poco despejadas, ayudando a que mi trayecto sea más corto. Me estaciono y busco mi celular, pero en el apuro de salir lo dejé tirado en la habitación, aunque no es como que lo necesite de vida o muerte, ya que mamá sabe que estaría en casa de papá y no creo que los chicos tengan un emergencia de último minuto un domingo por la mañana.

Me pongo mis anteojos negros que están en la guantera de auto, para bajar de manera rápida y hacer mi compra en el lugar que por suerte está vacío, porque no se me apetecía estar esperando a que me atendieran. La vendedora me da lo que compré en una pequeña bolsa de papel y me despido de manera amable para salir del lugar y conducir nuevamente a casa.

No sé si aún soy capaz de asimilar lo que pasó anoche, porque estuve bastante tiempo sin involucrarme de manera sexual con una chica y anoche que lo volví a hacer fue algo realmente distinto, porque fue con alguien que sí conozco más allá de lo físico y ese alguien me gusta en serio.

Ingreso a la casa y sigue reinando el silencio, así que supongo que Emma sigue dormida, por lo que subo intentando meter el menor ruido posible. Sin embargo, la cama está vacía y su celular no está sobre el velador donde quedó anoche.

Camino al baño, pero también está vacío, así que bajo al patio para comprobar si salió a tomar un poco de aire, aunque tampoco está, ni ella ni la ropa que llevaba el día antes.

Se fue.

Tomo mis cosas y me voy una vez más al auto para conducir en dirección a su casa, ya que no me contesta el celular. Entro por el ventanal, como es de costumbre, pero su habitación también está completamente vacía, lo que me está comenzando a preocupar.

No tengo idea de dónde puede estar y siento una especie de cargo de conciencia, porque yo tenía que ser quien se preocupara de hacerla llegar sana y salva a su casa.

Camino por la cuadra, para ir a mi auto y como si los astros se hubieran alineado a mi favor, Emma dobla en la esquina, así que a paso rápido me acerco a ella.

—Emma.

—Déjame —intenta esquivarme, pero no se lo permito —Déjame tranquila —dice un poco enojada.

—¿Qué pasa? —digo sin entender.

—¿Es en serio? —suelta una risa sarcástica —Déjame.

—¿Estás enojada? —apoyo mis manos en sus hombros para detenerla.

Las Notas De Bruno #2 Where stories live. Discover now