Las Notas De Bruno #2

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Enero terminó y febrero hace su aparición con un día bastante nublado, pero debo admitir que de vez en cuando me gustan los días nublados. Ver las nubes grises me hace sentir la esperanza de volver a ver el sol, y los humanos somos entes que viven de las esperanzas.

—Acaba de llegar el mes más lindo del año —dice Alan dejándose caer entre Clemente y yo.

—El mes del amor —se burla el de cabello oscuro. —Un 14 de febrero sin novia —suelta una risa sarcástica.

—Súmale 7 días.

—¿La semana después del 14 de febrero? —me hago el desentendido.

—¡No sean unos odiosos!

—Ya sabemos que será tu cumpleaños —dice Clemente pasando uno de sus brazos por los hombros del rubio.

—Juro que si lo olvidan, los mato —nos señala con su dedo índice.

—¿Qué quieres hacer ese día?

—Quizás metamos al chico de la guitarra dentro de una caja de regalo —molesta Clemente.

Los tres estamos en el sofá grande de mi departamento, para pasar una tarde de mejores amigos. A veces ni siquiera hacemos algo divertido, solo nos sentamos a reírnos de cualquier estupidez. Ava se veía realmente enojada cuando invité a los chicos y no a ella, pero la ignoré, ya que sigo molesto.

—No me interesa algo tan grande —dice el rubio.

—¡Son tus 18! —exclama Clemente —Tenemos que volvernos locos.

—No es la gran cosa —dice el rubio restándole importancia —mientras estemos juntos, me parece bien.

—Que lindo eres —aprieto una de sus mejillas —¿Seguro que eres el mayor? Eres una ternurita.

—Dejen de tratarme como un niño pequeño —se queja.

—Yo creo que tu cumpleaños es la oportunidad para tomar un riesgo con tu chico —dice Clemente —A esta altura un beso no estaría mal —se encoge de hombros —Estás más lento que Bruno.

—¿Yo que hice? —me quejo.

—¡Emma! —grita el par al mismo tiempo.

—¿Qué tengo que hacer para que entiendan que entre Emma y yo no pasa nada? —volteo los ojos.

—¿El mes del amor decías? —le dice Alan a Clemente.

—Siento los corazones flotar —sigue Clemente.

—Idioti —volteo los ojos.

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Muchas veces he escuchado que dicen que una persona puede comenzar a gustarte por el simple hecho de que te molesten con ella. En mi caso pensaba que esas personas sólo te abrían los ojos y te hacían darte cuenta de la realidad que intentabas ignorar ¿Qué pasa ahora que yo soy el idiota al que molestan? ¿Me están molestando con intenciones de que me fije en ella? O ¿Me están abriendo los ojos? Ni siquiera yo lo sé.