27

347 52 13
                                    

Dejo que el salón esté vacío y me acerco al profesor de matemáticas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dejo que el salón esté vacío y me acerco al profesor de matemáticas. El jueves me dijo que tenía dos posibles candidatos para ayudarme, pero lo evaluaría bien y me lo comunicaría hoy lunes.

Solo espero que no sea una chica, porque siento que sería un poco más difícil que se mantenga concentrada.

—Bueno, Bruno —dice el profesor —Conversé con mis dos posibles candidatos, pero a uno no le daba el tiempo, por lo que me tuve que ir al 100% por la otra persona.

—¿Y esa persona es...?

—Una chica del grupo B —me responde —bastante buena.

¿Chica? Gracias Dios por ignorar mis súplicas. Espero que estés notando el sarcasmo.

—Ah.

—No le dije que trabajaría contigo —me aclara —ya que la idea es que tú te acerques a ella. Solo le dije que era un compañero de otro salón.

—¿Quién es ella? —pregunto de mala gana.

—Emma Benítez —responde —es una estudiante del grupo...

—Sé quién es —lo corto —y creo que debería ir a buscarla para comenzar lo antes posible —el profesor sonríe ante ese entusiasmo. —Adiós —digo sin esperar respuesta.

Salgo del salón corriendo a la entrada para alcanzar a encontrarla, ya que como un psicópata aprendí a seguir sus pasos, por lo que sé perfectamente que los lunes suele irse rápido. Quizás sea bueno que me ayude a estudiar, o posiblemente sea un grave error, pero necesito aprender y verla, así que por ahora lo tomaré como algo bueno.

La veo bajando los escalones de la entrada y bajo mi velocidad para caminar al lado de ella, quien al verme apresura el paso. Ni siquiera sé para qué lo hace, si dos de sus pasos recién alcanzan uno mío.

—¿Podrías dejar de seguirme? —murmura.

—Imposible —digo con una sonrisa, lo que de seguro la cabrea.

—Púdrete, Andreotti.

—Que chica más cariñosa —niego divertido —Lamento informarte que alguien tiene que aprender matemáticas. —frena de golpe.

—Dime que no eres tú, por favor.

—Sorpresa —muevo mis manos.

—No lo haré —niega con la cabeza —no me importan los puntos extra.

—Por favor —junto mis manos —Ni siquiera sabía que te lo pedirían a ti.

—No gano nada haciéndote un favor —se cruza de brazos.

—Puntos extras —le recuerdo.

—Ni siquiera los necesito —volteo los ojos —los quiero por ambición.

—Por favor —repito una vez más —No quiero dejar el equipo por culpa de las matemáticas.

—Ese no es mi problema.

Las Notas De Bruno #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora