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Hoy he sido un estudiante bastante responsable y he llegado al colegio más temprano de lo normal. Ahora es cuando digo la verdad y confieso que llegué antes porque estoy en una especie de burbuja asocial en la que no quiero toparme con las personas en los pasillos, algo que será casi imposible, porque es un colegio.

—¿Hola? —dice Alan un poco confundido al verme ya instalado en el lugar. Como no quiero hablar, solo hago un leve asentimiento de cabeza —¿Qué estés un poco mudo tiene que ver con que no respondiste en todo el fin de semana? —me encojo de hombros —Vale, no quieres hablar así que te daré tu espacio.

Cuando Ava entra junto a Clemente, Alan se encarga de decirles que no me hablen, y que no me siento de humor. Durante toda la clase siento la mirada de Ava clavada en mi espalda, aunque es de esperarse, ya que mi burbuja solitaria floreció luego de que me besara con ella y escapara sin dar explicaciones.

Al toque de timbre, salgo disparado a la azotea y me siento en el borde a contemplar el día nublado. Alan es el único que sabe que me gusta subir a este lugar, y también tiene bastante en claro que quiero estar solo. Por su parte, Clemente sabe que tengo un lugar especial, pero no sabe dónde es exactamente, quizás se lo diga.

Estoy en un punto de mi vida en el que al fin me siento como un adolescente "normal" y debo admitir que es una completa mierda. He lidiado con cosas peores y siento que lo que me pasa ahora es algo tan normal a esta edad, pero me está volviendo loco.

En algún momento tendré que hablar con mis amigos, decirle a Ava que lo que pasó fue un error y acercarme a Emma por las malditas matemáticas, porque sí, sigo con lo de las matemáticas y tengo que aguantar mínimo hasta el siguiente mes para poder ir al campeonato con los mejores equipos de otras ciudades.

Desbloqueo mi celular y miro la pantalla, con la esperanza de que los minutos pasen de manera más lenta, pero claro, el tiempo no avanza conforme yo quiera.

¿Y si me salto las clases de la mañana?

Me separo del borde y recuesto mi cuerpo en el suelo, para mirar como las nubes se vuelven más oscuras conforme el día avanza. No tengo hambre, no tengo ánimo, así que es mejor seguir pasando el rato aquí.

La tarde llega y decido volver al interior del colegio, porque tengo la clase de matemáticas y a pesar de que es muy tentador mantenerme en la azotea, tengo que ir a esa clase si quiero seguir haciendo lo que me gusta.

—Más tarde te doy mis apuntes —me susurra Alan cuando me siento junto a él.

—Gracias —le sonrío de medio lado. La primera sonrisa del día.

Por otro lado, se me hace un poco extraño hablar luego de haber estado toda la mañana sin emitir alguna palabra.

Como quiero mantenerme desconectado del mundo, me dedico a poner atención en la clase de matemáticas y milagrosamente entiendo lo que dicen. Quizás pueda estar en mi burbuja de idiota más seguido, así me iría bien en todas mis clases.

Las Notas De Bruno #2 Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora