—¿No se supone que te gusta estar en movimiento? —arquea una ceja, a lo que le dedico una tierna sonrisa para convencerla —Está bien, yo voy.

Miro a Fallon bajar del lugar en el que estaba, mientras intento reprimir una risita para que no note que en realidad mis planes son otros y no que pregunte por mi aparato tecnológico.

—¿No deberías estar practicando antes del partido? —me pregunta Emma.

—Aún tenemos 5 minutos libres —le respondo. —¿Me guardas el celular mientras juego? —le pregunto sacándome el móvil del borde del pantalón, porque ya me está incomodando.  

—Pero acabas de enviar a Fallon a preguntar por tu celular.

—¿Hice eso? —me hago el desentendido.

—¿Qué traes entre manos? —arquea una ceja.

—¿Yo? Nada.

—Bruno, habla.

—No seas entrometida —toco la punta de su nariz de manera tierna.

—Ya dime.

—Un favor para Willy —digo cerca de su oído, para luego besar su mejilla.

—No metas a mi mejor amiga en problemas —me advierte. 

—No seas tan sobreprotectora —me río —Unos besos locos no le vendrían mal.

—No confío en los chicos del equipo de fútbol —voltea los ojos.

—¿Gracias? —me separo un poco de ella.

—Cuando me conociste no eras mucho de fiar —se encoge de hombros.

—Puede que tengas un poco de razón —reconozco —Mejor olvidemos eso y guarda mi celular —le extiendo el aparato, el cual al sentir el movimiento se prende dejando ver la pantalla de bloqueo.

—Sigo sin entender que te gusta de esa foto —mira la pantalla.

—Tú —respondo —Me gustas tú, no necesita más explicación.

Ella mira una vez más la foto en la que sale junto a una malteada y luego mete mi celular en su pequeña mochila.

—Allí va tu entrenador —dice mirando al hombre que va camino a los vestidores. 

—Es mejor que baje —me levanto de mi lugar —¿Me darás mi beso de la suerte? —niega con la cabeza —¿Ni siquiera uno chiquito?

—No hay besos para ti el día de hoy —suelta una carcajada —Ven acá —se levanta de su lugar y me toma de las mejillas —Suerte, capitán —sonríe y pega sus labios a los míos.

Aún no hay tantas personas, por lo que no me importa estar besando a Emma en mitad de las gradas, además, quienes ya están instalados son personas que están apoyando al otro equipo, así que son simples desconocidos a los que no les interesamos, por lo que no resulta incómodo.

—¡Andreotti! 

—El deber me llama —le digo a Emma aun sin abrir mis ojos.

—Suerte —me da un beso rápido y se separa de mí.

Bajo corriendo hasta llegar donde el entrenador, quien me mira con una ceja arqueada y luego voltea los ojos.

—La próxima temporada dejaré estrictamente prohibido que sus chicas lleguen antes —dice el entrenador para el grupo —¡Bonnet! —le grita a Clemente —¡Ven acá ahora si no quieres que mande a Andreotti a buscarte de las bolas! —automáticamente hago una mueca de asco. Hay un gran paso entre conocer las bolas de mi mejor amigos y tocarlas.

Las Notas De Bruno #2 Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang