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Nathalie entro en aquella lujosa mansión, tenía puesto un sobre todo negro que cubría la mayor parte de su cuerpo, al estar en aquel lugar y frente a la señora de la casa, se quitó el sobre todo, dejando ver que llevaba puesto un vestido negro de látex muy ajustado que marcaba a la perfección su figura, resaltandola; y dejando ver partes de su cuerpo que atraerían la vista de cualquiera.

─Ven.

Dijo la pelirroja y se giró para subir las escaleras, la enfermera suspiro y la siguió, las dos subieron en absoluto silencio hasta quedar paradas frente a una de las tantas puertas que tenía la planta alta de la lujosa mansión.

─Es aquí─ Rosaline tomo el picaporte y abrió

Del otro lado en la inmensa cama estaba acostado el pelinegro, absolutamente desnudo, con una sábana perfectamente acomodada para cubrir únicamente su miembro reproductor, lo demás estaba a la vista, su plano y marcado abdomen, sus fuertes y contorneadas piernas, y sus grandes y musculosos brazos.

─Aqui está la muñeca que pediste─ pasa siendo seguida en silencio por la de mechon rojo, el contrario aplaude

─Si que sabes hacer tu trabajo cuando quieres─ sonríe y baja su mano hasta la sábana ─Ven─ Nathalie se acerca ─Chupalo─ corre la sabana dejando ver su miembro completamente erecto, la pelinegra se acerca y comienza su trabajó, mientras que la contraria atina a irse ─No te vayas, ven aquí, quiero que mires─ acotó el hombre entre jadeos

Así paso el resto de la noche, Bruce se divirtió con Nathalie mientras Rosaline fue forzada a ver todo el espectáculo, cuando el hombre estuvo satisfecho las dos mujeres fueron libres, abajo en el recibidor, la pelirroja le entrego a la de lentes un sobre algo abultado de color marrón.

─Tu paga.

─Gracias─ lo toma ─Soy muy discreta, pero no puedo evitar preguntar

─Es mi primo, no creas que cambie de bando a esta altura. . .recuerdas que te conté de aquel monstruo, es el─ ríe con nerviosismo ─Vino de ciudad Gótica en Estados Unidos, se enteró de unos negocios que tengo y quiere participar, no puedo deshacerme de él

─Eres la mujer más importante de la ciudad, y me atrevería a decir que eres la más temida, ¿cómo puede controlarte así?, participe de muchas cosas en este trabajo, pero déjame decirte que te ví incómoda.

─Desde que soy pequeña debo obedecerle, el hacia conmigo lo que quería, y si yo me negaba la pasaba mal, una vez termine con un brazo roto y lo peor que si decía quien fue me rompería el otro─ suspira ─De no conocerte, la que hubiera estado con el está noche sería yo, y no quiero, por su culpa odio a los hombres y soy como soy─ desvía la mirada

─¿Que hay de tu hija, ella?.

─Suficiente confianza por hoy─ camina y abre la puerta ─Prometeme que estarás disponible siempre que quiera

─Tu sabes que si se comporta y se limita a esto solo, aquí adentro, vendré, pero no quiero que ande por la calle insinuando que nos conocemos, ¿queda claro?.

─Si, no te preocupes, yo me encargo.

Después de eso Nathalie dejo la mansión Sunblade, a paso tranquilo, desde una de las ventanas estaba siendo observada por aquel carismático hombre, el cual apenas la perdió de vista salió de la habitación, así, desnudo, sin importarle nada, corrió hasta su prima y la tomo por los brazos.

─¿Cómo se llama?.

─Nathalie─ respondió con temor

─Que hermoso nombre y yo llamándola perra toda la noche─ la suelta y acomoda su cabello ─¿De que burdel la sacaste?, quiero comprarla

─No la saqué de ningún burdel, es independiente, trabaja sola en la noche para poder mantener a su hijo. . .

─Una madre─ re lame sus labios ─Eso la hace mejor, la voy a comprar, mañana me dirás dónde la encuentro, estoy seguro que no se va a resistir, todos sus problemas se van a terminar si se vuelve mi puta─ sonríe y sube las escaleras

Rosaline suspira pesadamente, pensando en lo que acababa de hacer, había arrojado a Nathalie a la perdición, y hablado de esta, ella llegaba a su hogar, completamente cansada, encendió las luces de su departamento y se encontró con Gabriel en la sala, cruzado de brazos.

─¿¡Pero que demonios estás haciendo aquí!?.

─Escuche que los chicos harían una pijamada y como sabía que no estabas bueno me ofrecí a cuidarlos.

─Eres un caso serio.

─¿Averiguaste la contraseña?.

─No.

─¿Como que no?─ ella se desata el sobre todo y lo deja caer

─Te dije a qué iba a esa casa, estuve dándole placer a un hombre─ se sienta al lado de Gabriel ─Y que hombre. . .lo siento si no tuve tiempo de pedirle la contraseña, no podía hablar─ sonríe

─¡Nathalie!─ se levanta sonrojado después de retarla ─Tu no eres así

─Si que lo soy─ saca el sobre ─Gracias a esta noche creo que Thiago y yo nos podremos ir de vacaciones─ sonríe victoriosa

─¿No tienes miedo que alguno se obsesioné contigo?.

─¿Tú estás aquí, por qué debería temer de los demás?.

─Porque yo jamás te lastimaria Nathalie.

─¿Y los demás si?.

─Si, ¡mírate!, estás jodidamente hermosa, cualquier loco podría quererte solo para el, ¿y si te llevan?.

─¿De verdad estoy hermosa?─ se mira ─Sabes─ se levanta ─Soy solo un objeto para muchos─ se acerca a el ─Pero ninguno dice las cosas como tú, eres tan real que por momentos creo que me aprecias más de la cuenta─ lo abraza, el se sonroja

─Te~Te apareció. . . mucho.

─Lo se─ se separa ─Yo también aprendí a apreciarte─ camina

─¿No lo hacias?.

─Eras muy molesto─ se vuelve a sentar ─Pero insisto, tú dices las cosas de otra manera, ¿sabes cuántos hombres me han dicho que soy hermosa?, ¡muchos!, pero tú eres el único capaz de hacer que mi corazón se acelere cuando lo escucho─ suspira

─Quieres que lo diga de nuevo─ se sienta a su lado otra vez y toma sus manos

─No por favor─ ambos se miran fijo ─No quiero cometer un error Gabriel, las cosas están bastante bien por ahora, tu mujer se calmo, yo estoy libre de peligro

─Entiendo. . .creo que será mejor que me vaya.

─Por favor.

Los dos se levantan y caminan hacia la puerta, se miran otra vez, ella abre y él sale, Nathalie cierra, se acerca a la puerta y apoya sus labios de forma delicada, luego se va, quería ducharse después de la noche que había pasado; del otro lado de la puerta Gabriel seguía ahí apoyado, sin poder irse, quería quedarse, quería conocer aquel error, pero ya era tarde, estaba afuera y volver a entrar le sería absolutamente imposible, no tenía más opción, que volver a casa, con su esposa.

Miraculous: ChangesWhere stories live. Discover now