Supervivencia Zombie: El Comienzo

3.8.5

Temporada 3: Supervivencia Zombie
Capítulo 8: Equipados para la guerra
Etapa 5: ¡Aún vivimos!.

(♪-#8)
Todos comenzaron a empacar sus cosas, demasiados agotados. Tania y Sebastián, guardaron algunas prohibiciones dentro de la cajuela, Alondra y José, checaron si el vehículo aún tenía combustible, al parecer, no tenía demasiado. Así que tomaron una manguera, robando de los otros vehículos, metiéndolo dentro de algunos tanques. Violet y Christian, empacan la ropa, no tanta. Para un viaje corto, yo y Lixor estábamos en el cuarto armando las armas, solo habían dos. Un franco tirador y una metralleta, y un arma pequeña con tan solo 4 balas.

—¿Será suficiente?.

—No.

Después que Lixor hizo la pregunta, me levanté de ese lugar. Yendo hacia la ventana, mirando como todos estaban empacando y me asome por la puerta si había alguien, al parecer no había ninguna persona, dando un gran suspiro, para mirar a Lixor.

—Cierto... Por la radio dijiste que había un traidor.

—¿Si?.

—Así es... ¿Ya sabes quién es?.

Lixor estaba interrogando mirándome con muchas dudas en su cabeza, parecía que no iba parar, hasta descubrir algo. Solo di un suspiro, mirando hacia el, mientras me dirigía hacia la puerta bastante cansando y frustrado.

—Sabes... No importa quién es el traidor... Tiene que haber un porque... Además... Es hora de irnos.

—No nos queda de otra...

Lixor y yo, tomamos las cosas y nos dirigimos hacia afuera, todos estaban acomodando las cosas, Tania solo nos miro.

—Es hora...

—Asi es, además... Ten. —Susurre dándole el arma pequeña en sus manos, mientras a Sebastián le doy el franco tirador. —Cercas de aquí ahí un lugar donde hay armas... ¿Iremos ahí?.

—¡Claro que sí!. —Todos respondieron.

Todos entramos dentro del vehículo, comenzando a conducir, mientras pasábamos por todos lados, era muy repetitivo ver lo mismo, ciudades destruidas, autos chocados, personas convertidas en ellos, tiradas por los suelos, humo saliendo a lo lejos, aviones, helicópteros, caídos. Tania, Violet y Alondra, se encogía de hombros, para romper el silencio. Abro la ventana, sacando mi mano, para sentir el viento.

—¿Alguno de ustedes han querido ver a su familia?.

—¿Porque la pregunta?.

Tania estaba demasiada confundida, que comenzó a interrogarme.

—Es pura curiosidad... Eso es todo...

—Bueno, cuando hubo este apocalipsis, algunos fueron llevados para España... Seguro ahí estarían... Ahí es seguro...

—¡Mentira!.

Tania me interrumpe, mirándome fríamente, levantando una ceja, apoyando su codo en la rodilla, poniendo la barbilla en su mano. Mientras todos estaban demasiado confundidos, por lo que ella dijo, que suspiro, mientras evitó la mirada así que ella, me tomo de la barbilla, haciendo que volteé hacia ella nuevamente, así que desvío los ojos, evitando mirarla.

—L-Lo siento...

—¿Que pasa aquí?. —Pregunto Alondra demasiada confundida.

—El solo nos quiere mandar hacia ese lugar, solo para que estemos seguros... Pero... ¿El donde estaría?.

—¡Dije que lo sentía!.

Tania finalmente me había soltado, así que pude respirar mejor, mirando hacia los demás. Bastante apenado.

—Yo se los conte a José, Violet y Christian, y me dijeron que era buena idea... Así que... Mejor olvidemos esto...

Pasamos por un puente mirando nuestros alrededores, como todo estaba destrozado. Algunos animales se les dificultaba caminar, algunas personas estaban vivas, lejos de nuestro alcance. Algunos fueron salvados y otros devorados, los ríos estaban completamente sucios, los lagos, al inicio del mar también. El cielo ya no era un azul hermoso, si no un naranja, el aire que estaba ahí, era difícil de respirar. Finalmente habíamos llegado a una tienda, todos fueron a comer en ese lugar, algunos zombies pasaban por esos lugares. Olvidando nuestra presencia, otros que estaban cercas de nosotros. Lixor, junto con Sebastián. Comenzaron a cortar sus cabezas. En aquel entonces era un poco tranquilo. Yo me fui a la azotea de aquel lugar, mirando alrededor. A lo lejos, se veía todos los zombies pasaban de un lado a otro, hasta que suena un tren, todos se van alejando en aquel lugar. El tren comienza a desviarse, cayendo de lado de las vías, aplastando a los infectados. El ruido atrae a más infectados, en ese momento al mirar eso, corro hacia donde están los demás, mirando como todos comienzan a empacar suministros, todos entramos dentro del vehículo, algunos estábamos asustados y otros estábamos demasiado preocupados, pero había algo que nos dejaban con muchas dudas. Todos temblaban sus manos, encogiéndose de hombros. Demasiados asustados, abrazándose a si mismos, queriendo volver a algún lugar. A casa parecía que no, la ansiedad, parecía que se apoderaba de ellos. Solo mire hacia la ventana, dando un suspiro profundo.

—¿Han pensando que posiblemente hay personas ahí afuera?.

—Claro, unos muertos y otros... Intentando escapar de la realidad...

Tania respondió la pregunta que había hecho, mientras Lixor, tomaba de una botella de agua. Dando un suspiro, algunos pusieron sus caras tristes, Alondra estaba un tanto triste por ellos. Junto con el resto. En un abrir y cerrar de ojos, todos llegamos a una tienda de armas, entramos a ese lugar con demasiado cuidado, aunque parecía que estaba vacia, solo había tres infectados. Lixor, Sebastián y Yo, tomamos uno cortando sus cuellos. Todos entraron ahí adentro, tomando armas, cargando de ellas. Algunos tomaron algún apuntador láser, hasta me incluí en eso. Llevamos armas pequeñas y otros grandes, todo lo metimos dentro del vehículo. Lixor y yo estábamos alejados de los demás, un poco desconfiados unos a otros. Lixor me da una radio pequeña, desconocía del porque hacia eso. Hasta que después me puse a pensar un poco, mirando un punto fijo. Lixor estaba demasiado confundido que me tocó el hombro. Demasiado preocupado, así que solo susurró, sonriendo de manera amable.

—Hemos salido de muchos peligros... ¿Que no podamos salir de esta?, Esta bien... No tengas miedo...

Lixor finalmente había terminando de hablar y todos fuimos hacia el vehículo, demasiado equipados de armas. Por si, algo salía mal. Estaba todo planeado. Finalmente volvemos a arrancar el vehículo. Demasiados cansando y asustados. Algunos todavía no terminaban de preparar sus armas, aunque lo tomaban con calma. Estaban listos. Para...

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Siguiente Capítulo:
La masacre.
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