Capitulo 23

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• Jefferson Gómez 

Encontrar a Luisa en un estado de crisis ha sido un golpe demasiado fuerte, saber que ella está así por mi culpa me está matando. Luisa es mi vida, nunca creí que ella causaría tanto impacto en mí, las emociones siempre habían sido algo que evitaba, pero con ella desde la primera vez que la vi ha sido imposible evitar lo que siento y lo que causa en mi.

Lo único que me tiene un poco tranquilo es saber que ella me escucha, pensé que en el estado que se encuentra no podría hacerlo, pero me alegra haberme equivocado. Quiero contarle todo, quiero que sepa todo de mi, ella no se merece estar con alguien que no es totalmente honesto, no se si al hacerlo se irá de mi lado, pero si lo hace la entendería, siempre preferiré su felicidad en vez de la mía.

Quiero comenzar a contarle todo desde ahora, pero me asusta un poco que pueda entrar en crisis al saber todo y en su estado no estaría nada bien. Pero algo me dice que al decirle todo tal vez esté un poco más tranquila, sólo tengo un par de horas con ella. Mis hombres les están sacando información a Laila y a Caleb, y cuando obtengan lo que quiero tendré que irme.

Tomo asiento a su lado y me preparo mentalmente para esto, es increíble que no le tenga miedo a enfrentarme a la mafia más peligrosa de Inglaterra, pero si a una chica que ni siquiera podrá intentar matarme cuando le cuente todo.

Miro a Luisa, estaba un poco pálida.

—Nunca me perdonaré por esto, mi pecas, el que estés así es mi culpa y eso es algo que me mata —digo mientras tomo su mano—. El no poder escuchar tu voz, tu risa, ver el brillo de tus ojos, eso me duele y me hace falta cada vez más. Eres mi felicidad, Luisa, y cuando lo supe me aterró la idea de que te fueras de mi vida, pero sé que te mereces que sea honesto contigo y por eso te voy a contar todo de mi y cuando despiertes responderé a todas tus preguntas. Si después de eso quieres irte, esta bien, mi vida, lo entenderé —Tomo una bocanada de aire y comienzo.

»Cuando era pequeño mi hermano y yo no las pasábamos solos, papá siempre trabajaba y mamá nunca estaba. Lucas y yo estábamos completamente solos sin que nadie nos guiara o nos dijera que estaba mal. Un día no encontrábamos qué hacer en casa, así que salimos no recuerdo muy bien como qué edad teníamos, solo sé que éramos pequeños, pero parecíamos mayores por nuestra estatura —me detengo un momento y respiro. Nunca le había contado mi historia a nadie y la verdad es que me costaba un poco, pero por Luisa lo que sea—. Caminamos tanto que nos alejamos de la zona de los ricos y llegamos a los vecindarios bajos. Había personas en los callejones fumando, drogándose y haciendo muchas cosas que no se suponía que viéramos. En uno de esos callejones algo llamó mi atención, había un grupo de hombres, y al acercarme pude ver que rodeaban a una mujer, tenía su ropa rasgada, estaba casi desnuda.

»Cuando vi que un hombre se le acercaba, noté que tenía su puño cerrado y supe que la golpearían hasta matarla. Lucas al ver lo que quería hacer intentó detenerme, pero yo solo era un niño y no sabia con quien me estaba metiendo —me paso las mano por el pelo, esta es la parte que más odio, porque fue lo que me metió a todo esto—. Corrí y me metí entre el hombre y la mujer. El hombre era bastante alto, tenía tatuados los brazos y algo que nunca olvidaré es la cicatriz que recorría la mitad de su rostro, un ojo estaba totalmente blanco. El hombre me observó confundido y tal vez si hubiera sido otra situación me habría reído.

»¿Qué haces por aquí, niño? ¿Perdiste a tu mami? —dijo el hombre mientras el resto comenzó a reírse. No te lo voy a negar, estaba aterrado, solo era un niño, pero al mirar hacía atrás pude ver más de cerca todo el daño que le habían hecho a esa mujer y sabía que si yo no me hubiera metido la habrían matado a golpes. Algo en mí se removió y no sé de dónde saqué la valentía de enfrentarme a aquel hombre. De reojo mire a Lucas, él y yo siempre nos hemos entendido con una sola mirada y le dije que se preparara para lo que sea, que sin importar que me pasara se fuera de allí. Supe que me entendió porque el miedo que ví pasar por sus ojos, podíamos pelear demasiado, pero es mi hermano y siempre lo voy a cuidar.

Un amor fuera de los libros © [+18]Where stories live. Discover now