Capítulo 3

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(***)

• Jefferson Gómez •

Luisa Leine siempre ha sido un enigma digno de Indiana Jones para mi, ella desde que llegó aquí ha querido pasar desapercibida, pero al intentarlo llamó mi intención.

La mayor parte del tiempo la veo con un libro en las manos o escuchando música, pero siempre está sola, es como si fuera un fantasma en este mundo. En cierto punto llegué a pensar que era una antipática y que carecía de sentido del humor, pero que equivocado estaba.

Este año era el último de la preparatoria, había tomado la decisión de acercarme a ella y descifrarla. Admirarla desde lejos se había convertido en mi pasatiempo favorito, era una chica hermosa, su manera tan sencilla de destacar era atrapante, siempre la he visto con ropa que no es de su talla, nunca usa maquillaje, pero hasta con un costal de papas se vería perfecta. Sus ojos son una combinación de color miel con marrón, su pelo es marrón claro con mechones oscuros y sus pecas... Eran como una pequeña constelación en su rostro.

La primera vez que hablé con Luisa solo logró aumentar mi interés por ella, lo que más me llamó la atención fue su sonrisa, literalmente me quitó el aliento cuando la vi.

Yo soy un chico que todos describirían agradable y amable o eso me han dicho. Pero la realidad es que tengo mis secretos y mis facetas.

Las ganas de ver a Luisa hoy y pasar el día con ella solo han incrementado desde que me levante. Aún no podía creer lo nervioso que me había puesto cuando me pidió que la acompañara a almorzar, ¿qué demonios me pasó ahí?

Cuando llego al instituto lo primero que ven mis ojos son a Luisa bajando de su auto, debe estar escuchando música porque va meciendo la cabeza al ritmo de la canción.

Cada vez que la veo es como si una corriente me jalara hacia ella, pero siempre intento dejar eso a un lado —no le haría ningún bien estar cerca de mi, ni mi mundo—, siempre me confunde en todos los niveles posibles y cuando creo que he comenzando a entenderla hace algo que me deja fuera de lugar, lo cual me estresa y me atrae en niveles preocupantes.

Bajo del auto cuando ella termina de entrar al instituto, justo cuando suena la campana.

A primera hora me tocaba clases con la Sra. Adams, lo que significaba que nos tocaba clases juntos. Intento alcanzarla y tomar asiento a su lado y por fortuna, consigo hacerlo.

—Hola, pecas digo, mientras le dedico una sonrisa encantadora de esas que sé que logran sonrojarla.

En ciertos sentidos eres un libro abierto para mi Luisa Leine.

—Hola, chico rizos.

Quería saber cómo había terminado su día ayer, pero la señorita Adams dio inicio a la clase mandándonos a callar a todos. Me gustaba leer, pero detestaba a esa señora, se la pasaba dando consejos como si fuera nuestra madre, como si tuviera una idea de lo que pasaba en nuestras vidas.

A mitad de la clase noto que Luisa está todo menos que concentrada en la clase, tiene un libro en las manos, dentro de este tiene su teléfono, intento ver lo que está haciendo sin parecer tan obvio y para mi sorpresa está leyendo —alguien estaba muy entusiasmada por leer mi libro favorito—, lo cual me hace reír porque es Wattpad.

Reparo su rostro dándome cuenta de pequeñas ojeras bajo sus ojos, alguien se había pasado la noche leyendo.

Jamás imaginé que cuando leí un trozo de Pecados Placenteros tendría una respuesta tan positiva por su parte. Soy consciente que se puede ser posesivo y tóxico hasta cierto punto donde aún se considera sano. Así que tendré que controlarme lo más que pueda, no quiero espantarla.

Un amor fuera de los libros © [+18]Where stories live. Discover now