Capítulo 10

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(***)

• Lucas Gómez •

El apellido de mi familia es conocido porque nunca dejamos que nos ganen, siempre salimos victoriosos, por eso mi padre es el mejor abogado de toda Inglaterra, ganaba casos que todos veían como imposibles, nunca había perdido un caso y yo no era la excepción. Me gustaba ganar, era una sensación de puro éxtasis y por eso no perdería en esta ocasión.

Luisa Leine le importaba a mi hermano, mucho más de lo que ella creía, he visto como la mira y aún más importante, me golpeó por haberla tocado, si hubiera sido otra tal vez se hubiera molestado y ya. La forma en que la cela solo significaba que tenía sentimientos por ella, pero era tan ciego y estúpido que no se daría cuenta.

Pero como el buen hermano que era lo ayudaría con eso y cuando se diera cuenta sería demasiado tarde, porque Luisa Leine sería mía y no porque me gustara o alguna otra mierda, solo que una vez él me quitó lo que más quería y ahora yo se la cobraría.

Cuando iba llegando a casa la vi salir, tenía el rostro humedecido por las lágrimas y detuvo al primer taxi que se le atravesó. No comprendía porque mi hermano no estaba corriendo tras ella, aunque no me sorprendía era un completo idiota en el tema de las relaciones, decido seguir el taxi y aprovechar esta oportunidad, debieron haber discutido y esto me daba ventaja.

Tenía esto planeado desde que los vi comer juntos por primera vez, nunca había visto a Jefferson así. Quería acercarme a Luisa en la fiesta del viernes, solo para hablar, pero había tomado demasiado, como siempre el alcohol jodiendome los planes. Casi la violo, no me sentía orgulloso de eso, era un hijo de puta, pero nunca había ido tan lejos.

El camino que recorría el taxi me indicaba que se dirigía a la biblioteca, una de las más reconocidas de Inglaterra. Tenía sentido, estaba llorando y por lo que había notado le gustaba leer, ese debía ser su lugar seguro o algo así.

El recorrido toma alrededor de cuarenta minutos, mi casa estaba cerca del centro de la ciudad, lo que nos facilitaba movernos con más facilidad por la ciudad.

Tenía que pensar en una buena excusa para justificar porque estaba en una biblioteca, nunca leía, ni cuando tenía deberes, así que no me creería si le dijera que estaba ahí por diversión.

Entro y recorro el lugar con la mirada hasta que la encuentro, estaba sentada de espaldas en una de las mesas. Me dirijo hacía ella poniendo mi mejor cara de arrepentimiento, aunque no tenía que fingir demasiado, de verdad lo sentía.

—Hola, Luisa —digo con una pequeña sonrisa.

Su rostro cambia de inmediato y su mirada se llena de odio —tenía los ojos hinchados por tanto llorar—, no creí que me recordara, sí, habíamos hablado antes, pero en la fiesta estaba muy borracha.

—Lárgate, hoy no quieres buscar problemas conmigo.

Tomo asiento frente a ella y eso solo logra que me dé una mirada cargada de puro veneno.

—¿Qué parte de "lárgate" no entendiste?

—Oye, antes que nada solo vine hablar —no se me daban bien las disculpas—. Quería disculparme contigo por lo de la fiesta, estaba muy ebrio y no sabía lo que estaba haciendo —digo mirándola a los ojos, su mirada ya no iba tan cargada de odio—. No tienes ni idea de lo mal que me sentí al día siguiente, recordar lo que había hecho, como me había comportado... De verdad lo siento, Luisa, pídeme lo que sea, déjame recompensarte —termino dejando todas las cartas sobre la mesa.

—Con la disculpa ya tengo suficiente y aún así no es como si pudiera olvidar de la noche de la mañana que casi me violas, que a pesar de que supliqué que te detuvieras no lo hiciste, así que no importa que hagas, nunca podré olvidar eso —sus ojos se cristalizan haciéndome sentir aún más culpable, casi me hizo echar mi plan hacia atrás, casi.

Un amor fuera de los libros © [+18]Where stories live. Discover now