Un diario a la luz de la luna

Capítulo 44

Lunes,26 de noviembre de 1990

Volver al instituto después de una semana sin ir me crea unos nervios gigantes, el pensar que voy a volverme a sentir observada y perseguida en todo momento. Desde la última carta no he vuelto a recibir ninguna amenaza, EJ se ha alejado de mí, como le he pedido, pero yo sigo sin hablarme con Judy o April.

Me siento más sola que nunca, en el comedor me alejo de todos y sigo sentándome sola. Pero lo peor llega cuando al ir a abrir mi taquilla a última hora una bomba de pintura explota en mi cara, saliendo disparada desde el pequeño espacio, manchándome de rojo.

Siento que nada puede ir peor, todo el mundo me observa y ríen a mi alrededor, yo solo siento el ardor de mis ojos intentando aguantar las lágrimas.

No soy capaz de moverme cuando percibo unas manos en mis hombros que me guían fuera de allí, directa a los vestuarios del gimnasio. En cuanto noto el aire en mi cara intento respirar y entonces me giro para ver quién está a mi lado, EJ.

—Rose —susurra, y yo no aguanto más las lágrimas. Empiezan a brotar de mis ojos, mientras siento una opresión en el pecho, él tiene que agarrarme antes de que caiga al suelo—. Tranquila —susurra abrazándome, manchándose también de pintura—. No estás sola —sigue diciéndome.

—No entiendo qué he hecho tan malo para que me castiguen así. —Lloro—. Te dejé porque me lo pidieron, juraron que frenarían, pero las amenazas siguen y encima ahora me encuentro con esto, yo, yo...

Las lágrimas vuelven a salir sin control y gimoteo como una niña en sus brazos.

—No volveré a irme, Rose, no estás sola —promete en mi oído.

Cuando me calmo me lleva al vestuario, nos dividimos, yo entro en la ducha para quitarme todo y saco el chándal, que por suerte está limpio, y salgo para ver que él se ha cambiado la camiseta por la sudadera del equipo. Hemos faltado a la última hora de clase, pero prefiero eso a seguir pasando vergüenza delante de todos.

Al volver al pasillo ya no quedan alumnos, vamos directos a mi taquilla, la abrimos con cuidado, alguien se ha encargado de limpiar el suelo y la taquilla por fuera. La parte interior no está muy sucia, puesto que la pintura ha salido directa a mí.

—Hay una nota, Rose —susurra EJ.

—Dámela —digo con la voz quebrada.

Me la pasa y la abro mientras él la observa a mi lado.

Te dije que no había acabado, ahora ya todos saben que estás en el punto de mira, pequeña zorra.

El papel se cae de mis manos y yo empiezo a llorar de nuevo, EJ me agarra fuerte.

—¿Cuántas has recibido, Rose? —pregunta.

Se lo explico todo sin dejarme ni un detalle, él alucina enfadado porque no lo he hecho antes.

—Escúchame, flor, a partir de ahora estamos juntos y prometo que voy a defenderte todos los días de nuestras vidas —sentencia él.

Se acerca para besarme, y no me opongo porque estoy cansada de luchar contra algo que luego no sirve de nada, si tengo que sufrir, al menos él estará conmigo. 

Por fin parece que Rose y EJ empezaran a ser un frente unido en todo esto.

Las amenazas no paran y ella esta al borde de caer.

¿¿Qué os ha parecido??

Preparar el aliento porque más está por llegar.

Nos leemos. ❤ ❤