Un diario a la luz de la luna

Capítulo 40

Viernes,9 de noviembre de 1990

No soporto más toda la presión a la que me están sometiendo a diario en el instituto, Judy está haciendo que mis horas allí dentro cada vez sean más insoportables. EJ intenta que no me quede sola y me acompaña siempre que puede, pero le he dicho que no podrá hacerlo eternamente.

No he vuelto a recibir ninguna amenaza, aun así, vivo con el miedo de saber que volverán, de que todo esto solo acaba de empezar. Después de gimnasia intento hacer tiempo para no compartir espacio con mis antiguas amigas, pero parece no resultar, en cuanto entro las veo apoyadas en mi taquilla.

—¿Qué quieres? —le pregunto.

—Quiero que te alejes de él, eres una zorra robanovios, mala amiga, mereces más de lo que te está pasando por traicionarme —amenaza.

—Judy, hace años que te conozco, he estado en tus peores momentos, nunca te he fallado —intento explicar—. Yo no elegí enamorarme de él, simplemente pasó, si hay algo que pueda hacer para arreglarlo, dímelo, pero tienes que entender que no era mi intención herirte —le digo—. No soporto más todo esto.

—Apártate de él, quiero que sufras como yo, déjalo, y entonces veremos si volvemos a ser amigas. —Se aparta de la taquilla y se aleja de mí.

Cuando salgo del vestuario minutos más tarde EJ está allí esperándome, se acerca para hablar conmigo y pensar en lo que estoy a punto de hacer me parte el alma, pero no aguanto más esta humillación social a la que estoy sometida.

—¿Todo bien, Rose? —dice cuando me acerco.

—Se acabó, EJ, no podemos seguir con lo que sea esto, la traición a mi amiga y todo el instituto en mi contra es demasiado. —Sueno seria y creíble—. Déjame en paz, olvídate de mí.

Sin darle tiempo a decir nada me voy al edificio principal, intento evitarlo lo que queda de día, Judy parece conforme, pero sigue lanzando miradas hacia mí cuando estoy cerca.

Cuando por fin llego a la parada del bus me siento liberada, dos días en los que no tengo que preocuparme por nada ni nadie. Pero todo se desmorona cuando subo las escaleras del porche para encontrar un papel en la puerta.

—No... —susurro, asustada.

Da igual lo que hagas o dejes de hacer, yo sé que eres una mala persona y peor amiga. No descansaré hasta que el daño te sea devuelto, te lo advertí y no me hiciste caso. Ahora llegó el momento de la venganza.

De verdad que entre Judy y las amenazas parece que nuestra pobre Rose no levanta cabeza, eso si estamos más cerca de saber que paso con el accidente.

¿¿Qué os parece??

Nos leemos. ❤ ❤