∆Capitulo 41∆

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Llegar a mi casa esa noche fue casi una misión imposible, la angustia oprimía en mi pecho, y las ganas de desaparecer del universo no me faltaban. Podía ver que Luvia se encontraba angustiada y preocupada, y no era para menos, era exactamente como me sentiría yo en su situación, la diferencia era que ella ya presentía lo que había sucedido.
Cuando llegamos, eran ya las doce y media de la madrugada, y aunque parezca tarde, no lo era, pues la ejecución del nephillim había terminado casi a las once pm de aquel día. Abrí la puerta lentamente y encendí las farolas de aquella pequeña habitación.
Nos introdujimos en ella y cerramos la puerta de enfrente. Luvia observo los alrededores percatándose de que no había ninguna clase de espía cerca y luego camino a paso lento hasta la mesa, donde se sentó en un taburete. Yo la seguí hasta donde estaba y luego de poner agua para hacernos un té, me senté frente a ella.
-¿Que ha pasado?- pregunto y cuando hablo, me di cuenta que poco a poco se estaba sumergiendo en las tinieblas.
-Han pasado demasiadas cosas Luvia, demasiadas- dije con la mirada perdida.
-Pues ilumíname- pidió, yo sabía que la incertidumbre la estaba matando.
-Está bien- suspire- lo primero que debes saber es que Benjamín se apareció con un ejército de cientos de hombres- apreté los dientes- y sabes cómo puede terminar algo así- la mire directamente a los ojos.
-Se exactamente cómo ha de terminar eso- asumió y se mordió el labio con pena.
-Muchas vidas se perdieron, demasiadas- balbucee- el terror inundo el campo de batalla- lagrimas comenzaron a derramarse por mis mejillas.
-No podían evitarlo May- consoló ella.
-No, tienes razón, no podíamos- asentí- eso no significa que sea menos doloroso- suspire- han sucedido tres cosas que debo contarte, pero debes prometer que guardaras la calma, ¿sí?- la mire suplicante.
-Lo prometo May- sonrió débilmente.
-Bueno- tome aire- lo primero que sucedió es sobre mi madre, que como veras, ella no ha regresado conmigo.
-¿Que le ha pasado?, pensé que simplemente se había quedado en su hogar- comento ella con clara perturbación.
-Realmente desearía que estuvieras en lo correcto, pero tristemente no es así- baje mi mirada a mis pies- la han herido de muerte en batalla- solté mientras me levantaba para preparar el té y luego lo servía en dos tazas que deposite en la mesa.
-¿¡Que!?- exclamo ella- ella esta, ¿está muerta?- su voz tembló al preguntarlo.
-No, ella no, su alma si- Luvia frunció el ceño- para salvarla tuve que tomar una de las más grandes decisiones de mi vida, y fue si convertirla o no en una criatura infernal- suspire- en una vampiresa.
-Supongo que se la respuesta- hizo una pausa- ahora tu madre en una de la chicas de Lilith, ¿no es así?- asentí- vaya, bueno, va a ser un cambio muy grande para ella- admitió con pesar y negó sutilmente con la cabeza.
-Al menos esta viva, y sé que no estará sola, entre ella y Agramon hay algo- admití en voz alta y Luvia me miro con los ojos como ´platos.
-¿Estamos hablando del rey del terror?- pregunto ella sorprendida.
-Sí, dentro de poco será mi padrastro- admití y deje escapar una sonrisa- no me parece tan mala idea la verdad.
-Claro que no lo es- sonrió-
-Si- me mordí el labio inferior- aún quedan dos cosas que debo decirte- suspire- empecemos por la más fácil- sonreí y acabe con mi te.
-Bueno, adelante, dime- me regalo una sonrisa y le dio un sorbo al suyo.
-Es sobre Rafael- ella asintió- ha desertado.
-¿¡Como!?- exclamo y su tasa de té voló- oh perdón- dijo ella recogiéndola, por suerte estaba casi vacía- ¿de verdad ha desertado?.
-Sí, Benjamín revelo todas las farras de Isaías delante de Miguel, y este último le iba a condenar por todo- suspire- entonces Kelian le ofreció unirse al bando infernal- torcí el gesto- al menos es un demonio poderoso ahora.
-Es peligroso para Rafael el infierno, hay muchos demonios que le detestan-hizo una mueca- en la antigüedad él era el encargado de desterrar a los demonios hacia el infierno- comento- a Azazel y a Asmodeus los ato por mil años al mismo, luego de proporcionarles la paliza de su vida- se mordió el labio.
-Creo que Kelian le protegerá en ese aspecto-asegure- va a estar bien.
-Eso espero- dijo con marcada angustia.
-He pensado en ir a ver cómo están mi madre y el ahora- sonreí.
-¿Estás loca?- dijo ella- no podemos bajar al infierno así como así.
-No bajaremos, tele-transportaremos nuestras proyecciones astrales- sonreí y ella me miro como si de verdad me estuviera volviendo loca- viste esta gargantilla- señale mi cuello- me la regalo Kelian en mi pasado cumpleaños, me permite ir como proyección a donde realmente quiero- hice una pausa- ¿qué dices?.
-Digo que estás loca- afirmo.
-Oh vamos, será divertido, y nada nos va a pasar, lo prometo.- dije levantándome de mi asiento y sonriendo.
-Vale, vale, vamos- puso los ojos en blanco- pero en cuanto regresemos me cuentas el punto que queda pendiente.
-Lo prometo- sonreí.
Luego de eso, ambas nos sentamos en el suelo y nos tomamos de una mano. Con la que me quedaba libre frote el dije de la gargantilla como solía hacerlo y me concentre en ver a mi madre en el infierno. Dos segundos después ya no estábamos en el comedor de mi pequeña choza, si no dentro de una gran habitación.
Oteé a mí alrededor y pude divisar una cama donde una mujer estaba sentada al lado de otra. Luvia y yo nos miramos y luego nos acercamos lentamente para ver de quienes se trataba, y como lo habíamos sospechado, quienes estaban allí eran Lilith y mi madre.
Alejandra estaba despierta, y se veía contenta. Tenía un aspecto diferente, se veía más joven, sus ojos verdes brillaban con más intensidad y su pelo se veía completamente hermoso, pareciera que había retrocedido veinte años en el tiempo.
Lilith le estaba explicando lo sucedido, y lo que de ahora en más iba a ser y como debería comportarse, también le explico que fue decisión mía, y que buscarían la forma de que nos viéramos dentro de poco.
Me alegre de verla viva y en buenas manos, y creo que Luvia también, pues sonreía abiertamente ante la imagen de mi madre.
-Se la ve bien- comento ella.
-Si- afirme- ahora si estoy segura de haber hecho la mejor elección- sonreí y Luvia me dio un rápido abrazo.
-Vamos- dijo ella- ahora deberíamos buscar a Rafael, el realmente me preocupa- dijo frunciendo profundamente el ceño.
-Tienes razón- admití- vamos.
En ese momento salimos por la puerta de la habitación y comenzamos a recorrer sin rumbo lospasillos del Palacio Rojo. Note por la expresión de Luvia, que era la primera vez que lo recorría, pues no salía de su asombro.
A lo lejos escuche voces, y de inmediato nos apresuramos a seguirlas. Al llegar supimos que no nos habíamos equivocado, pues allí se encontraba Rafael, y estaba hablando con Lucifer, Asmodeus, Azazel y Kelian.
Lo primero que sentí fue miedo, miedo de que algo le sucediese, pues sabia del odio de dos de aquellos demonios hacia Isaías. Pero cuando los vi reírse y hacerse chistes pude respirar nuevamente, le habían aceptado como uno más, sin rencores, no hay nada mejor que pudiera pedir.
Los vi intercambiar un par de palabras más, y luego él y Kelian se despidieron para comenzar a caminar por uno de los pasillos. Luvia y yo nos miramos, pero no dudamos en seguirlos por el mismo.
-¿Seguro que me permitirá verle?- pregunto Rafael de un momento a otro.
-Si, seguro- afirmo Kelian y siguieron caminando.
Luvia y yo fruncimos el ceño, pero de igual forma seguimos detrás de ellos. Unos cuantos pasillos y escaleras después nos detuvimos, y de inmediato pude reconocer donde estábamos. Estábamos frente a la puerta donde me había alojado junto con Vero la última vez  que había estado aquí como
invitada.
-Va a hablar con Verónica- le susurre a Luvia y ella asintió.
Vimos a Rafael abrir, sin tocar, la puerta de la habitación y a Kelian dirigirse a la suya. Entramos tras Isaías y pudimos divisar al igual que el a Verónica sentada en un sofá del otro lado de la habitación.
-Vero- susurro el caminando lentamente hacia ella.
Verónica se sobresaltó y giro la cabeza para ver quien se acercaba y por su expresión, la sorpresa que se acababa de llevar era enorme.
-¡Rafael!- exclamo sorprendida- ¿qué haces aquí?.
-He venido a hablar contigo- dijo tímidamente, encontrándose ya a menos de dos metros de donde ella estaba.
-No hay nada para hablar- dijo y se cruzó de brazos.
-Claro que sí, hay mucho para hablar- dio unos cuantos pasos más hacia ella.
-No, vete- escupió.
-Vero por favor, he venido a hacer las paces contigo- rogó.
-Que te vay- no termino de hablar pues se percató de que algo no andaba bien con Rafael- Isaías ¿qué carajos le ha pasado a tus alas?.
-Eh- lo había agarrado desprevenido con aquella pregunta- deserte, deje al bando celestial, soy un demonio ahora- dijo y se mordió el labio.
-Pero, pero, pero si tu amas el cielo- dijo negando con la cabeza y poniéndose en pie para observar las nuevas alas de su amado- no puede ser- susurro- esto no está bien, eras uno de los arcángeles
más poderosos, ¿en qué coño estabas pensando?- dijo enojada.
-En el tuyo- dijo y sonrió de costado.
Verónica se ruborizo de pies a cabeza, e incluso nosotras, aun invisibles pudimos ruborizarnos . Pues era una sorpresa, los comentarios picantes no formaban parte del vocabulario de nuestro antiguo Rafael.
-¡Isaías!- regaño.
-Es verdad- dijo y se encogió de hombros- no literalmente, pero es verdad que estaba pensando en ti- suspiro- Maite me dijo que bando habías elegido, en cuanto tuve la oportunidad, te seguí- sonrió.
-Pero si tú me desprecias- balbuceo ella.
-¿Qué?, ¡no!- negó con la cabeza- sé que al principio me comporte como un idiota, pero realmente pensé que me habías engañado- se mordió el labio con vergüenza- May me lo dijo, me dijo lo que realmente paso-suspiro- lo siento- bajo la mirada.
-Tendrías que haberme dejado explicarte lo que había sucedido- protesto ella.
-Lo sé, y no sabes cómo me arrepiento- suspiro- al menos ya le di muerte a quien fue- hizo una mueca.
-¿Es que sabes quién fue?- dijo ella frunciendo el ceño y el asintió- ¿quién?- pregunto apretando los dientes.
-Mi hijo- dijo y ella tuvo que sostenerse del sofá para no caer- lo hizo para joderme, como lo de May y la invasión a la Tierra.
-Yo, yo no lo sabía- toco su vientre- entonces- dijo pero no termino de formular lo que tenía pensado decir.
-Sí, llevas a mi nieto en tu vientre- suspiro.
-Yo, vaya, que extraño- dijo volviéndose a sentar, aun sin poder creerlo.
-Vero- dijo acercándose aún más, hasta el punto en que pudo agacharse a su lado- por favor perdóname, fui un idiota, pero necesito tu perdón.
-Isaías, yo- comenzó a llorar y él le seco las lágrimas con el pulgar.
-Por favor- pidió el y ella comenzó a asentir como loca, el sonrió y se apresuró a tomar a su pequeña dama por la mejillas y besarla.
Luvia y yo nos miramos con cara de verdaderas idiotas, por lo felices que nos encontrábamos, pero cuando volvimos a mirar, asumimos que ya era hora de irse, pues las manos de Isaías sosteniendo a Verónica por su trasero fue suficiente presagio de lo que vendría, y no queríamos estar ahí para presenciarlo.
En cuanto quisimos ver, nos encontramos nuevamente frente a frente, sentadas en el suelo del comedor de mi choza. Nos miramos y comenzamos a reír como maniáticas debido al nerviosismo circundante.
-Nunca, jamás se pueden enterar de que los estuvimos espiando- dijo Luvia entre risas mientras se ponía en pie.
-Estoy totalmente de acuerdo contigo- dije también riendo e imitando su acción.
Mire la hora, eran las tres veinte am, parpadee un par de veces, era realmente muy pero muy tarde como para estar despiertas.
-Luvia, si nos vamos a dormir, y mañana por la mañana te cuento lo último- me mordí el labio al recordar la muerte de Lili, no iba a ser algo fácil de contar- te puedes quedar en la cama de mama
si quieres- ofrecí.
-La verdad, tienes razón, vamos a dormir, mañana me lo cuentas.
Y con un asentimiento de cabeza por mi parte, ambas nos fuimos a la habitación y luego que yo me diera una merecida ducha, nos acostamos en nuestras respectivas camas, y en pocos minutos caímos en los brazos del Dios Morfeo.
Aquella noche no tuve pesadillas, tal vez porque mi ángel de la guarda se encontraba a mi lado, tal vez porque el universo había decidido dejarme en paz aunque sea una noche para que pudiese descansar. De cualquier forma, esa noche dormí más y mejor que cualquier otra, a pesar de que el peso de la muerte de Lili rondaba a mi mente.
Al despertarme el día siguiente, note que la iluminación era demasiada para ser temprano en la mañana, y al mirar la hora me percaté de que eran la una y treinta pm. Jamás había dormido hasta
tan tarde en mi vida.
Me levante con pesadez y me percaté de que Luvia no se encontraba en su lecho; me vestí con aquellas prendas extrañas que se usaban aquí en el cielo, y cuando salí y camine hasta la cocina
me encontré a mi ángel guardián preparando panqueques.
-No sabía que ustedes preparaban panqueques- dije a manera de saludo.
-Te sorprenderías de todas las cosas que hacemos- sonrió y me sirvió unos cuanto y luego me dio
un tarro con dulce de leche. Comencé a comer.
-Ya veo-sonreí- por cierto, buenos días.
-Buenos días May- sonrió y ella misma se sentó a comer.
Demoramos maso menos media hora en devorarnos la pila de panqueques con dulce de leche que le tocaba a cada una, y luego de que acabamos, nos encontramos más que repletas. Yo me eche para atrás, recostándome en la pared.
-Bueno, creo que ahora si puedes contarme lo que paso- hablo Luvia- aún tengo ese sentimiento de intranquilidad- admitió.
-Bueno- suspire- esto es más complicado que lo que te conté ayer- me mordí el labio inferior con fuerza.
-¿Que sucede May?-pregunto ella.
-Ayer te dije que muchas vidas se perdieron en la batalla- ella asintió- tanto de un lado como del otro.
-¿Quien ha muerto Maite?- pregunto con impaciencia y miedo.
-Lo siento mucho Luvia- dije mirando el suelo- ella era muy joven aun.
-¿No estarás hablando de?- dijo comenzando a llorar.
-Si querida, Lili ha muerto- dije rompiendo en llanto y me acerque para abrazarla.
Ella se derrumbó en mis brazos y comenzó a llorar de forma desgarradora, su mente intentaba negarlo, pero la realidad era más fuerte, había perdido el amor de su vida y lo había perdido para siempre.
Aquella tarde la pase junto a Luvia, quien lloro por horas de una forma desgarradora. Yo también llore y casi tanto como ella, pues había perdido a una amiga muy valiosa para mí, alguien que había estado conmigo cuando nadie más estuvo, y yo no había podido agradecérselo como es debido.
Por la noche, cuando a Luvia ya no le quedaban más lagrimas para derramar, la obligue a acostarse en la cama de mi madre, pues no permitiría que ella se fuera en el estado que estaba, entonces vele sus sueños, como ella más de una vez había velado los míos.
Aquella noche intercambiamos papeles, aquella noche yo fui el ángel de la guarda y ella mi pequeña niña indefensa; aquella noche estuve segura que fue la noche más oscura y deprimente de toda mivida.
Y todo ello por la guerra, por esta estúpida guerra que recién empezaba a destruir mi vida.

Hola!!!
Cómo están?
Comieron?

Bueno cumplí con el maratón 🥰
Que les pareció?
Las leo 😎

Tres Mundos:El fin de los tiempos. [En Corrección]Where stories live. Discover now