∆Capitulo 38∆

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Los mandos que estaban allí dentro de la sala tenían el gesto totalmente serio, no transmitían otra cosa. Yo me acomode en mi asiento y tome aire, ya estaba preparada para lo que viniera, ahora debía afrontarlo. Oí como Rafael carraspeaba su garganta y de inmediato preste atención a lo que tuviera que decir.
-Nos enfrentamos a un panorama complicado, la Tierra está bajo ataque de una especie de híbridos entre nephillims , hijos del cielo con humanos, y hombres lobo, uno de los tipos de hijos del infierno con humanos- comenzó a hablar.
-En primer lugar, ¿sabemos cómo es que se produjo ese cruce tan antinatural?- pregunto Seraphiel, una serafín de cabello blanco y ojos verdes muy intensos.
-No- contesto quien había comenzado a hablar- nada se sabe de ello, es una competencia que deberá ser minuciosamente investigada- ella asintió- de igual forma, esa mezcla extraña de linajes ha posibilitado una alianza con el bando infernal con motivo de acabar con esta amenaza que nos perjudica a ambos bandos- callo y siguia hablando Miguel.
-Me he comunicado con Cimeria, teniente general del ejército infernal- explico- ha estado en acuerdo conmigo en el hecho de que debemos aliarnos para vencer- hizo una mueca- como sabemos toda revuelta tiene una cabeza, y la cabeza de esta es un nephillim llamado Benjamín Ochoa.
-¿Cuál es el plan para aniquilarlo?- inquirió Uriel, un arcángel casi tan viejo como los otros tres que yo conocía, era bastante alto, su melena era de un castaño claro y sus ojos profundamente azules.
-Una emboscada- sonrió Rafael de costado.
-Sabemos que es lo que quiere el nephillim- hablo Miguel- él está interesado en Nazaret, aquí presente, y por eso podemos tenderle una trampa- sonrió- Rafael, explícales el plan – se cruzó de brazos con tranquilidad.
-Si mi General- o contesto Rafael- el plan consiste en utilizar a la señorita Maite Nazaret como carnada- hizo una pausa- Benjamín recibirá una misiva que le comunique la entrega de la muchacha, pero como es obvio, nosotros no se la entregaríamos nunca, pues es de nuestro bando, así que la carta será enviada por Cimeria, a nombre del bando Infernal.
-¿Eso no es demasiado peligroso?, me refiero a la entrega, a usarla de carnada- pregunto Kemuel, el segundo serafín, también de cabello muy blanco pero de ojos grises pálidos y son una sonrisa
perfecta.
-No, pues al momento de la supuesta entrega/emboscada, Nazaret ira escoltada por nueve demonios, así se ha establecido- contesto Rafael.
-¿Cómo se desarrollara la emboscada?- pregunto Seraphiel.
-Se realiza en un campo a las afueras de la ciudad de Montevideo, ya en el departamento de Canelones, pues ahí es donde se encuentra Benjamín, pues si bien la revuelta es mundial, el foco de inicio ha sido esta pequeña ciudad- explico Miguel- una vez que el nephillim acepte la misiva, Nazaret se dirigirá en el día y hora establecidos con la escolta de demonios hasta aquel olvidado campo y allí esperaran que el nephillim haga su aparición.
-El día y la hora ya han sido establecidos en la misiva, que ha quedado para dentro de cuatro días a las cinco de la tarde- preciso Rafael.
-¿Y nosotros donde estaremos?- pregunto Zacharel, la dominación de ojos miel y cabello renegrido, alzando una ceja.
-Se conjurara un hechizo que rasgara en el cielo un pasaje directo a la Tierra- contesto Miguel-nuestro ejército estará a la espera para salir por él y atacar en caso de ser necesario- sonrió ampliamente.
-Y esperamos que no sea- dijo Rafael- en cuanto Benjamín haga su aparición, nosotros, los que estamos dentro de esta sala, acompañados de algunos otros generales de peso, bajaremos hasta la Tierra, y con ayuda de la escolta de Maite, le rodearemos- explico.
-Y entonces le daremos captura para luego ejecutarlo allí mismo- comento Miguel con despreocupación.
-¿Qué pasa si opone resistencia?, ¿si lo acompaña un ejército o algo?- inquirió Kemuel con desconfianza en el plan.
-Para eso estarán las tropas, en ese caso tendremos que librar batalla- explico Rafael- pero por mas refuerzos que pueda llevar, no podrá con el ejército celestial- sonrió.
-¿El plan de batalla es aprobado por esta mesa?- pregunto Miguel con solemnidad y luego miro a cada uno de los que estábamos allí presentes.
“Aprobado”, empezamos a decir, uno a la vez, con mucha seriedad, y cuando hablamos todos, la resolución se había tomado por unanimidad.
-Perfecto- comento Rafael- es hora de aumentar el entrenamiento de los soldados y preparar las armas para el combate- ordeno y Uriel y Zacharel asintieron.
-Doy por levantada la sesión- dijo Miguel y todos realizaron la veía militar, para luego levantarse, y sin mediar palabra, retirarse de la sala.
Rafael se puso de pie y me sostuvo por el hombro cuando me dispuse a marcharme también, yo me di vuelta y lo mire sin comprender.
-Iremos al depósito de armas May, tienes que conocer con que contamos- sonrió.
Yo asentí y ambos empezamos a caminar para salir de aquella sala. En cuanto estuvimos fuera de la misma, doblamos hacia la derecha y caminamos hasta llegar a una escalera que descendía al subsuelo del cuartel. Sin dudarlo ni una sola vez, nos dispusimos a bajarla, pero al contrario de lo que podría esperarse, al bajar la escalera el ambiente no se volvía más oscuro, si no que se mantenía tan iluminado como el exterior.
Estando ya en lo que yo suponía que sería un sótano caminamos hasta una pequeña puerta blanca y Rafael se dispuso a abrirla con un código numérico. Luego de unos instantes la puerta se abrió y nos introdujimos dentro de aquella habitación, que resultó ser de un tamaño colosal, eran cuadras y cuadras bajo el suelo, repletas de armamento.
-Es el depósito de armas- comunico Rafael adentrándose en el mismo.
-Vaya- dije maravillada.
En aquel deposito había todo tipo de armas, casi todas eran armas blancas, espadas largas, cortas, cuchillos, puñales, navajas y un sin fin más de armas con demasiado filo para que yo me atreviera a acercarme. Habían látigos, lazos, hachas, garrotes, arcos y flechas, jabalinas, lanzas, catapultas, y otro montón de cosas, pero eso sí, no había armas de fuego.
-¿Por qué no hay armas de fuego?- pregunte frunciendo el ceño.
-Las armas de fuego son un invento humano, y son tan destructivas que ni el Cielo ni el Infierno Oza en utilizarlas- respondió él.
-Puede que tengan un punto- reconocí yo arrugando la nariz.
-Ya aprenderás que la magia puede ser mucho más poderosa que una bala- sonrió.
-Ya sé que lo es -respondí mientras tomaba entre mis manos una katana- la experimente cuando me enfrente a la Bestia en el Infierno- Confesé.
-Eso explica como sobreviviste- dijo asintiendo- deberías habérmelo dicho antes, necesitas instrucción.
-Yo no sabía que la necesitaba- me encogí de hombros mientras dejaba la Katana en su lugar y cogía unos cuchillos de luna menguante.
-Sí que la necesitas- hablo el seriamente- ven, deja eso, quiero que veas otra cosa- dijo el mientras atravesaba el deposito en diagonal.
Deje los cuchillos y lo seguí a paso ligero, y para cuando estuvimos del otro lado del depósito, yo me encontraba frente a mi armadura dorada, junto con su espada y los amuletos. La contemple
unos instantes y luego hable.
-¿Cómo ha llegado eso ahí?- pregunte frunciendo el ceño.
-Fue Luvia- explico y asentí- una de nuestras hechiceras más poderosas se ha encargado de encantar todo para que sea aún más duro que el diamante y puedas canalizar la magia a través de ella.
-Uahu- vocalice yo- genial- sonreí.
-Si- sonrió- como es natural no podrás llevar armadura cuando la emboscada- explico el- pero por ello hemos confeccionado esto- comento indicando un traje que parecía de seda.
-¿Qué es eso Isaías?- dije acercándome para mirar- ¿y cómo podrá protegerme?- fruncí el ceño profundamente.
-Aunque parezca una delicada telas, está fabricada con hilos de diamante y oro, es suave al tacto pero impenetrable- explico con una sonrisa.
-Ah- dije yo- y debo ponérmela por debajo de la ropa el día de la emboscada, ¿No?- mordí mi labio
inferior.
-Exactamente- respondió él- ¿qué te parece?.
-No sé si le confiaría mi vida ciegamente, pero peor es nada- dije y él sonrió.
-Bien- contesto el- ahora vámonos, es tarde y necesitas descansar, mañana comienzas tu entrenamiento con la magia
-Bien- dije yo y comenzamos a caminar.
Rafael me escolto hasta mi choza mientras planificábamos como bajaríamos al infierno luego de la emboscada. Pude notar en él un grado de ansiedad alto, extrañaba a Verónica y anhelaba verla y pedirle perdón por haber sido un grandísimo idiota.
Me dejo en mi choza y luego se fue caminando a paso lento, yo tome aire y me dispuse a entrar, había dejado a Leuviah encargada de custodiar mi pequeño refugio, y seguramente estaría preocupada al ver mi demora.
Entre a la sala y pude confirmar mis sospechas, puesto que Luvia se levantó como resorte de su asiento y corrió a abrazarme. Había estado muy preocupada, pude notarlo.
-¿Dónde te habías metido?- pregunto ella con impaciencia.
-Calma Luvia, estoy bien, solo que al entrar Gabriel me descubrió y me llevo a una reunión de guerra por lo de la emboscada- sonreí- nada ha pasado.
-Oh estaba muy angustiada por que no llegabas, pensé que las habían atrapado en el infierno- confeso.
-No, ni cerca, nadie noto nuestra parecencia- sonreí para consolarla.
-Oh bueno, menos mal- respiro profundamente- ¿Cómo te ha ido allí abajo?
-Bien, Lili me dio un recorrido completo- sonreí- no era lo que yo me esperaba.
-¿Eso es bueno o malo?- pregunto confundida.
-Bueno, creo- me encogí de hombros- ellos son realmente felices, ¿sabes?- dije con la mirada perdida y fui a tomar asiento.
-Lo sé- hizo una pausa- al menos Lili me lo ha contado.
-Esto es cada vez más difícil- confesé.
-Sé que podrás con todo -Sonrió.
-Kelian no quiere ganar la guerra- dije de la nada- tampoco quiere perderla – me mordí el carillo de la mejilla izquierda.
-¿Que se supone que significa eso?- pregunto frunciendo el ceño.
-No lo sé, pero hay algo que es seguro, la paz no se va a dar por que sí, el primer bando que de su brazo a torcer será aplastado- hable con la voz ensombrecida.
- Esto es una gran locura, espero que no piense rendirse- se mordió el labio.
-No se rendirá, pero no sé qué es exactamente lo que está tramando- confesé y ese momento mi madre entro a la sala.
-Hija, a veces la respuesta está en el corazón y no en las armas- sonrió.
-Tiene razón, Alejandra- concedió Lluvia.
-Espero que mi corazón sea listo, y la descubra a tiempo- suspire.
Luego de aquellas palabras Luvia se despidió de nosotras, pues estaba muy cansada por el estrés que le había conllevado aquel día y necesitaba poder dormir un par de horas. En cuanto se fue yo me metí a la ducha y me mantuve allí cerca de media hora, dejando que el agua se llevara todas las tensiones de mi cuerpo.
Cuando salí, me coloque un camisón de los que se me había proporcionado para mi estadía en el Cielo, y camine hasta la cocina, donde mi madre me esperaba con la cena servida. Mire mi plato, era sopa, arrugue la nariz y me senté, no me gustaba, pero la tomaría pues ya me estaba muriendo de hambre.
-Luvia me ha contado lo que fuiste a hacer hoy al infierno- comento mi madre.
-Ajam- dije yo y fruncí el ceño mientras metía una cucharada de sopa en mi boca.
-¿Pudiste ver a tu padre?- pregunto con los ojos muy grandes.
-Lo lamento Mami- balbucee apenada- no le he visto- suspire- pero he visto a Verónica- sonreí y ella imito mi gesto.
-¿Cómo esta ella?, ¿cómo se la ve?- se apresuró a preguntar.
-Bien realmente está muy bien- sonreí.
-Me alegra- sonrió- ¿has visto a alguien más?- fruncí el ceño, ¿a quién esperaba mi madre que yo viera?.
-Pues vi a Kelian y el no esta tan bien, te puedes imaginar- ella asintió- también a Agramon, pero solo de lejos- sus ojos brillaron.
-Ah que bueno- sonrió.
-Mama- alargue dejando mi cuchara en el plato.
-¿Que paso?-pregunto frunciendo el ceño, pero con algo de nerviosismo.
-Desembucha- la mire- vamos desembucha, ya te he descubierto- sonreí ampliamente y note como se ruborizaba.
-Bueno, yo- se mordió el labio.
-¿Agramon, verdad? -inquirí- te gusta- afirme.
-Bueno esa afirmación es severa- balbuceo y yo me reí.
-Mama, está bien, no por que seas madre no puedes sentir atracción por alguien- consolé al ver su angustia- pero si me perturba que sea el rey del terror de quien estamos hablando, mama- dije
asintiendo con la cabeza repetidas veces.
-Él no es malo- sonrió.
-Oh eso lo sé- sonreí- solo me perturba un poco, aunque, no sé, yo estoy enamorada de la Bestia, así que no puedo hablar- reí y ella se unió a mi risa-
-Kelian es buen chico- comento ella mientras terminaba la sopa.
-Si solo fuera un chico- balbucee melancólica y mi madre lo noto.
-Luvia me comento sobre la emboscada- dijo para cambiar de tema, en ese momento yo terminaba mi plato de sopa.
-¿Si?, bueno, es un poco retorico el plan- confesé y encendí un cigarrillo.
-Quiero ir- afirmo.
-Ni en sueños mamá- la mire.
-Quiero ir hija, no puedo dejar que vayas sola- justifico.
-Mamá, es demasiado peligroso para ti- insistí.
-No me importa, yo sé dónde tiene que estar una madre, y yo sé que debo estar ahí- afirmo con seriedad.
-Mama voy a estar con una escolta, ellos me protegerán- explique.
-No lo dudo- hablo ella- pero yo debo ayudarte a enfrentarte con él en la parte psicológica, no en la física- explico- en cuanto le veas te desmoronaras, por lo que te ha hecho.
-Mama, yo podre, soy fuerte- asegure.
-Ya está decidido-afirmo- hace un rato hable con Gabriel, el no tuvo inconveniente con que vaya-sonrió.
-Lo matare-balbucee frustrada- está bien mama- dije, apague el pucho y me levante de la mesa para irme a acostar.
No podía creer lo que había escuchado, mi madre iría a la batalla, y no tenía ningún tipo de protección, estaba completamente indefensa, sería fácil que cualquier cosa le pasara. Frustrada
golpee mi almohada varias veces, no había vuelta atrás, pero de igual forma tenía que descargar mi ira en algún lado. Comencé a llorar contra la almohada, hasta que poco a poco, sentí como me
cuerpo se adormecía por el cansancio, y en pocos minutos caí en un profundo sueño.


Un ruido ensordecedor me abrumaba, todo era polvo y sangre, polvo y sangre. Gire mi cabeza para poder a observar lo que me rodeaba. Hachas y espadas por doquier. Algo me arrastra y caigo al
suelo, algo reluciente y brillante viene hacia mí.
Un grito, mi atacante cae. Esta muerto. Me levanto y corro a recoger su espada. Una estocada, otra, mate a alguien. No me doy vuelta a mirar quien es, no podría soportarlo. Corro, todo se ve borroso, el humo asciende al cielo, algo se quema, no sé qué es.
Mis ojos lloran, mi garganta esta seca y siento que se desgarrara en cualquier momento. Otro grito, otro cuerpo cae frente a mí. Nuevamente corro, nuevamente ataco, nuevamente mato. Unos ojos negros me miran, voy hacia ellos, algo se interpone en mi camino, unos ojos azules. Doy otra estocada, la esquiva, caigo al suelo, ataca, bloqueo. Me levanto, punzo su pierna, se queja. Un grito, alguien cae a mi lado. Ojos verdes. Tiemblo.


Me desperté de un sobresalto en la cama, mi respiración estaba agitada y mi garganta completamente seca. Mire a mi alrededor, mi madre dormía completamente serena en su lecho;
toque mi frente, estaba bañada en sudor, había tenido otra pesadilla.

Hola!
Cómo están?
Que les pareció??
Se puso pilla la Alejandra >->
Las leo 😎😎😎

Tres Mundos:El fin de los tiempos. [En Corrección]Where stories live. Discover now