∆Capitulo 19∆

80 39 26
                                    

Grafic: Benjamín

Pasaron varios minutos para que Verónica saliera de su estupefacción, luego de haberse

apresurado hasta el umbral de mi habitación y encontrarse a Kelian tendido durmiendo sobre mi


cama. Volvió sobre sus propios pasos y se paró frente a mí con sus pequeñas manos en la cintura.


-Tú y él- dijo indicando a ambos con su dedo índice- ¿Real?.


-No- me apresure a decir- fue atacado- hice una pausa- le he curado sus heridas y se ha quedado

dormido- explique.


-Ah, menos mal-dijo mi amiga suspirando con un exagerado dramatismo - pensé que andabas con él y no me lo habías dicho, a mí, tu amiga y confidente-hizo una pausa- ya te iba a matar-dijo y rio.


-Estás loca- reí- además sabes que salgo con Ben- le recordé.


-¿Y?, no serias ni la primera, ni la última, en meter cuernos-comento divertida.


-Vero- alargue-yo no soy así- dije cruzando los brazos pero con una sonrisa en mi cara.


-Vale, vale- rio-me voy, o llegare tarde.


-¿Me pasas los apuntes luego?-pregunte.


-Claro, no tienes ni por que preguntar- sonrió.


Verónica desapareció por la puerta luego de darme un sonoro beso en la mejilla. Yo volví a mi habitación, mire a Kelian, me acerque y le tome la fiebre, ardía. Me espante al sentir tan elevada


temperatura contra mi mano, corrí a por un recipiente con agua y paños, para pasarme las

siguientes tres horas poniendo paños sobre la frente y las muñecas de Kelian, para bajarle la


temperatura.


Tres horas y media después, había logrado disminuir su temperatura corporal. Pero lo que más me tenía sorprendida no era la demora para bajar la fiebre, sino que, en ningún momento desde que se había dormido, Kelian había abierto los ojos, o reaccionado al frio.


Transcurrió una hora más hasta que me despegue de mi lugar en la cama. Había pasado casi cinco horas sentada a un lado de Kelian. Decidí mover mi pesado trasero hasta el sofá de la sala, con


algunos librillos en mis brazos, puesto que como no había ido a clases, no debía atrasarme.


No más de quince minutos pasaron, cuando el timbre de la puerta principal comenzó a sonar insistentemente. Frustrada deje mis librillos a un lado, fui hasta el baño para chequear que mi


aspecto no fuera el de una ermitaña abandonada en unas ruinas Marroquíes y salí al encuentro de la persona que hubiera tras la puerta.


Al abrirla me encontré con ese par de ojos brillantes, dorados como el oro, que a mí me encontraba admirar mientras él no se percataba. Su rostro reflejaba preocupación mezclada de alivio. Sonrió al verme, sonrisa que yo guste en devolver.


-Hola May -Dijo rebelando gran parte de su hilera de dientes en una hermosa sonrisa, totalmente sincera.


-Hola Ben- Dije también con una sonrisa-¿Qué haces aquí?.


-Me encontré con Vero en la puerta de tu facultad, pues había ido a esperarte, para verte antes de que entraras, y me dijo que no habías ido, pero no me dijo por qué-hizo una pausa- así que luego


de pensarlo he decidido venir a verte aquí, y a averiguar si estás bien-sonrió.


-Oh, no tenías por qué preocuparte -sonreí- estoy bien.

Tres Mundos:El fin de los tiempos. [En Corrección]Where stories live. Discover now