∆Capitulo 27∆

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Calor, calor intenso que me quemaba la piel. Sentía como si la misma se fuera a resquebrajar en

cualquier momento. Tenía la garganta seca y me costaba respirar debido al vapor que emanaba la

arena hirviendo.


Sangre, brotaba sangre y más sangre de dentro de las arenas del desierto. Corrí para evitarla pero me alcanzo, empezó a subir y a subir hasta que me encontré dentro de un mar rojo.

Grite.


Intente nadar, salir de aquello, pero no pude, algo me jalaba hacia dentro, me arrastraba y no podía evitarlo. Unos ojos negros se materializaron ante mí y unas manos tomaron las mías, jalándome en


dirección opuesta.


Sentí un dolor intenso dentro de mi cabeza, la sacudí intensamente. "Suéltate, déjate llevar, eres el sacrificio", resonó en mi mente. Grite, grite y volví a gritar con desesperación. Unas manos


ascendieron hasta mi cintura y me jalaron, y ahora sí, me hundí en la sangre.


Jadeos, temblores y más jadeos, y desperté. Mi respiración era acelerada, me senté en la cama y mire por la ventana, la noche aún se hacía presente, la luna aún se encontraba en el cielo, no podían

ser más de las tres de la madrugada.


Suspire con resignación, hacía ya más de una semana que las pesadillas no me dejaban descansar por las noches. Desde mi cumpleaños no paraban de sucederse una tras otra las pesadillas violentas y muy sangrientas.


Mire hacia mi mesilla de luz, mi celular brillaba sobre ella. Lo tome, pero no había ningún mensaje en él. Lo abrace contra mi cuerpo. Me sentía completamente sola, sabía que no era así, y que podía contar con muchas personas, pero me sentía sumamente vacía, era como si me hubieran arrancado algo y no sabía que había sido.


Trague saliva y me abrace a mis propias piernas, sin poder hacer mucho más que ello, meciéndome sobre mi misma. Luego de más o menos una hora me dormí.


Desperté cuando las agujas del reloj marcaban las diez treinta am. Me estire, tratando de despegarme un poco el sueño que traía gracias a mi mal dormir y luego de lograr levantarme de la


cama, tome mi toalla para dirigirme al baño. Ya me encontraba en el mes de agosto por lo que no tenía que asistir a clases aun.


Tome mi ducha y salí para vestirme en mi habitación. Poco tiempo después me dispuse a desplomarme en el sofá y a ver alguna película que pasaran por el cable a esa hora. Mi vida se había vuelto bastante monótona aquellos días, pues por miedo, a penas salía de la casa y solo si era sumamente necesario.


Pasaba mi tiempo observando por la ventana o hablando por WhatsApp con Vero, quien tampoco salía mucho, pues aseguraba que se sentía con pesadez. Ella estaba logrando dominar la situación en la que se encontraba, ahora ya no lloraba e incluso salía de su casa y eso me alegraba un montón, pero yo sabía que jamás volvería a ser la misma de antes. Yo tampoco volvería a ser la misma, nunca lo haría.


Le había contado lo sucedido con Benjamín, y ella se mostró furiosa e indignada, y se lamentaba por mí. Quería venganza pero yo sabía que eso era sumamente imposible, puesto que no sabía si volvería a verlo, y tampoco quería verlo de nuevo.
Se suponía que aquella tarde ella vendría a visitarme y podría por fin tener un poco de distracción en mi vida.


En cuanto a los demás, había tenido pocas noticias de ellos, pues en el cielo había mucho revuelo según lo que Luvia me había contado. Era por ello que no había sabido nada de Rafael por ahora.

Tres Mundos:El fin de los tiempos. [En Corrección]Where stories live. Discover now