Tres Mundos:El fin de los tiempos. [En Corrección]

∆Capitulo 3∆

Entre papeles, libros y apuntes el resto de la semana paso con total normalidad, los fenómenos que  me habían aterrorizado a comienzo de semana no se habían vuelto a repetir. Me encontraba ya a  viernes por la tarde-noche, y caminaba de un lado a otro de mi habitación jalándome el cabello,  puesto que hoy era el cumpleaños de Verónica y yo me había olvidado tanto de comprarle un regalo,  así como de comprarme algo para salir a bailar con ella esa noche. 

Respire profundamente para calmar mi frustración y paso siguiente tomé mi bolso y una chaqueta  para poder ir corriendo hasta el Portones Shopping a conseguir algo para ambas. Salí de la casa,  asegure la puerta con cerrojo. Corrí a la parada y llegué justo a tiempo para tomarme el 370, me  subí, pase mi tarjeta boletera por la máquina, cogí mi boleto y fui a sentarme al fondo del bondi. 

Dentro del mismo las únicas pasajeras éramos una anciana que jamás había visto en mi vida y yo,  por lo que me dispuse a acostarme en el asiento cuando inmediatamente sentí un escalofrío  atravesar mi cuerpo. Mire hacia ambos lados, la ancianita parecía dormida en su asiento y el chófer  prestaba atención al tráfico. Cuando desvié la mirada hacia la ventanilla que da al fondo del bus, vi  el reflejo de un reloj, o algo por el estilo, perteneciente a una figura que habíamos dejado atrás en  la última parada. Suspire, la presencia que había sentido tenía que provenir de aquella persona que  habíamos pasado hace unos minutos atrás. 

Llegamos al Shopping y baje del bondi, para inmediatamente correr a su interior. Estando adentro,  fui inmediatamente al local ¨Indian¨, donde conseguí un vestido bastante económico y más o menos  lindo para colocarme esa noche. Salí del local y comencé la búsqueda de una juguetería donde  poder comprarle un oso de peluche a Verónica, puesto que los adora. En el instante que divise, corrí hacia ella con mi bolsa en la mano, pero no llegué, puesto que me di contra algo y caí al suelo  sobre mi trasero. 

Moví la cabeza de lado a lado, y para cuando logré enfocar mi visión, me encontré con aquel chico  de aspecto sombrío, que había visto en la facultad, preguntándome si estaba bien y tratando de  ayudarme. 

-Oye, ¿estás bien?- preguntó con un tono de voz profundo pero juvenil. 

Asentí con la cabeza y él me ayudó a levantarme del suelo. Le observe de cerca, era bastante  apuesto, no era mi tipo, pero debo admitir que sus ojos profundamente negros, enmarcados en una  semi-larga cabellera negra y su barba tupida y enmarcada no le quedaban nada mal. Eso sin  mencionar sus fuertes hombros y su gran altura, un metro ochenta tal vez. Salí de mi ensimismamiento y preste atención a lo que estaba diciendo. 

-¿Segura que estas bien?, fue un gran golpe- insistió 

-Sí, si- hice una pausa- ¿Que ha pasado?-pregunté desconcertada. 

-Pues, hasta donde yo sé, apareciste de la nada y te diste contra mí, para luego caer- explicó. 

-Oh-dije apenada y el color se me subió a las mejillas- perdón –me apresure a pedir bajando la  mirada. 

-No te preocupes-río- estas perdonada- sonrió- por cierto, soy Kelian, te vi en la facultad el otro día. 

-Oh si, también te he visto- me ruborice aún más al pensar que tal vez me había visto observándolo -Maite, un gusto- sonreí extendiendo mi mano.

Él sonrió, tomó mi mano y la beso en su torso, para luego perderse entre la multitud. 

Le observé irse caminando con paso firme y despreocupado, hasta que ya no hubo rastro de él.  Ese chico tenía algo que me perturbaba, que me ponía alerta cuando estaba cerca, todos mis  sentidos se alteraban, y no podía prestar atención a otra cosa que no fuera su presencia. Por dicha  razón, me intrigaba, necesitaba saber más de él. Cuando lo perdí de vista, recordé a que había  venido al Shopping, y esta vez camine hacia la juguetería, entré y luego de un rato escogí un oso  de peluche blanco con un moña rosada en su cuello, fui a la caja, lo pague y lo hice envolver.