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Leyendas entre leyendas

¿Qué vas a hacer Markie?, nunca había pensado en casarme, pero solo eran historias del pueblo, no iba a pasar nada.

— ¿Las grabas tú o las grabo yo? —me preguntó al ver la cara que le estaba poniendo.

— Hazlo tú —yo no quería tocar nada de estas cosas encantadas.

— Yo que pensaba pedírtelo de rodillas y tú me lo propones así de brusco, me estropeas el factor sorpresa.

Me encogí de hombros diciéndole que no tenía la culpa, Mark agarró un cuchillo de su mochila para el picnic.

— Hazle un corazón o algo, no seas soso —me quejé y me hizo caso.

— ¿Algo más? —me preguntó.

— No, así está perfecto.

Bajó el resto del equipo y le eché una última mirada al árbol, tenía su encanto para estar lleno de iniciales y nombres.

Llegamos a un prado y desayunamos todo el equipo junto, fue demasiado bonito ver todo el amor y amistad que había dentro del equipo, me hacían sentir como si estuviera en casa. Al final volvimos al hotel para darnos una buena ducha y cambiarnos la ropa de andar por el monte.

Los libres comenzaban dentro de un rato y ya estaba todo listo para su comienzo, mientras tanto yo tenía que trabajar en unas publicaciones para los próximos dos premios que faltaban, me lo había pedido Leonor como un favor. Estaba en la habitación de Mark para concentrarme, en el garaje solía haber ruido siempre, Addie en cambio se quedó hablando con la gente de aerodinámica, mantener una charla con ellos era entretenido, aunque yo nunca entendía nada de lo que decían si me explicaban cosas del coche.

De vez en cuando miraba a la tele pero los que reinaban en este circuito eran los Roosters, Amaia se merecía estar en el podio esta semana, en el mundial de pilotos estaba cuarta y al ser la primera chica en Fórmula Uno estaba callando a mucha gente que excluye a las chicas del deporte.

Continuando con los puestos, Andrew estaba de tercero, Harry estaba segundo por trece puntos y Mark que iba de primero, nada mal para ser su primer año, aunque ya había ganado los campeonatos de Fórmula Dos y Fórmula Tres seguidos.

El mundial de constructores era más difícil, Black Racing tenía a dos pilotos en el top tres y Josh estaba sexto con una gran diferencia de puntos respecto a Mark.

Estaba acabando las publicaciones al mismo tiempo que se acaban los libres e iba siendo hora de comer, guardé todo en una carpeta e iba a cerrar el ordenador.

Espera un momento.

Me metí en la carpeta de las fotos que tenía mi padre, por alguna razón me parecía que estaba vacía.

Mierda.

Me llevé la mano a la cabeza, esto no podía ser real, esto solo lo sabíamos cuatro personas, Addie, Josh, Mark y yo, y tenía la suficiente confianza como para saber que no fue ninguno de ellos quién borró todas las fotos.

— ¿ Vienes a comer? —abrió la puerta Addie.

— Sí, emm... dame un segundo.

Le puse una contraseña rápida al ordenador y lo apagué, cómo había sido tan tonta de no haberle puesto una antes. Esto me pasaba por descuidada.

Bajé con Addie a la cafetería y no podía dejar de pensar en qué podría haber pasado, poco tiempo después se nos unieron Josh y Mark, yo casi no había tocado la comida de mi plato.

— Después de las clasificaciones y las entrevistas podríamos dar un paseo por el pueblo.

Empezó a decir Josh y ellos siguieron la conversación, pero no presté atención alguna.