El omega del dragón [Y.M] [✓]

18

—Padre. —dijo el omega.

—Lo siento Jimin, pero no puedo hacer nada. —habló el alfa.

—Tiene que haber alguna otra forma. —suplico el omega.

—Si sentías inseguridad por él. —lo vio. —¿Por qué dejaste que te marcará?

—Yo no lo sé. —desvió la mirada.

—Te irás al sur del reino. —hablo. —al templo de los monjes.

—No me volveré monje. —negó el omega.

—No lo serás, pero vivirás con ellos. —dijo.

—¿Qué hay de mi hijo? —acarició su vientre.

—Llegué a un acuerdo con la princesa Min. —contestó. —tendrás a tu hijo hasta los cinco años luego será entregado a su padre alfa.

—No puedo permitirlo. —negó.

—Jimin tú causaste esto. —lo vio. —si sentías temor por él debías de alejarte. —suspiro. —si no estabas listo no debías enlazarte tan joven.

El omega lloró mientras abrazaba su vientre, él fue llevado a su habitación mientras miraba como los sirvientes preparaban sus maletas. Jimin miró el libro el cual fue uno de los regalos del alfa, él lo tomó y lo acarició mientras más lágrimas resbalaban por sus mejillas. Mientras él estaba ahí sus padres discutían sobre todo lo que estaba sucediendo, el alfa miraba a la omega de forma sería, ¿Cómo ella en un momento tan crítico, pensaba casar a su hijo?

—He dicho no. —dijo el alfa. —Jimin no se va a casar y menos es su estado actual.

—Solo así obtendremos más poder para ir en contra de los Min. —habló la mujer.

—Llegue a un acuerdo para evitar la guerra. —la vio. —tuve suerte de que la princesa Min fuera comprensiva y aceptara el acuerdo.

—Con el príncipe con él que quiero casar a Jimin es fuerte al igual que su reino. —lo tomó del brazo.

—Aun con ese reino no nos igualamos al del reino Min. —se soltó del agarre de la omega. —Jimin será enviado lejos.

La omega miró al alfa él cuál se sentó en su trono ella se acercó y lo miró se acercó y se arrodilló para hablar.

—Hice un acuerdo. —dijo ella. —más tierras por el casamiento de nuestro hijo.

—Haces cosas sin pensar. —la vio. —ya se dio la orden, Jimin se irá lejos y punto.

—No puedes hacer eso. —dijo la mujer.

—Si puedo hacerlo. —se levantó. —después de todo yo soy su padre.

Él se fue dejando a la omega sola en el salón del trono, cuando salió se dirigió a la salida del reino donde estaba un carruaje. El omega al ver a su padre desvío la mirada, el alfa se acercó y abrazó al menor, después de todo era su pequeño cachorro y por el momento debía proteger a su hijo y a su futuro nieto.