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『 Trampa para dos ratones 』
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「Lia」
Si algo se nos da muy bien es ser buenos actores frente a las cámaras o a cierto grupo de personas. Es por esto que anunciamos el fin inminente de Babel Group frente al centro jurídico.
Cada uno tiene reuniones pendientes con tres de los miembros restantes, decidimos con quien nos tocaría mediante un "piedra, papel o tijera", tal cual infantiles somos. Y si pensaba que no podía tener más mala suerte, justo me ha tocado Jang Han-seok.
—No sé si deba dejarte sola con ese lunático.
—Estaré bien. Aún tiene la poca decencia de no matar a alguien en público, creo —digo sin sentirme preocupada—. Llamémonos si las cosas empiezan a tornarse raro, ¿de acuerdo?
—Claro —Chayoung asiente, sube la ventana del copiloto y continúa conduciendo calle arriba.
Entro al bar donde he reservado una alcoba privada, camino hasta allí y cuando abro la puerta, él hombre que espera a por mí, no tiene ninguna esencia de quien es hoy.
—Creí que ya no vendrías, Lia —se levanta y señala donde puedo sentarme, teniendo prácticamente todo un sillón para hacerlo.
Miro a mi alrededor, encontrándome una mesa llena de frutas, postres, una botella abierta de whiskey, dos vasos, un vídeoproyector y un portátil.
—¿Acaso esto es una ex reunión escolar? Porque no recibí el memo.
—Solo estaba revisando algunas cosas del trabajo —sonríe mostrando falsa ternura. Su cabello despeinado, su traje arrugado apenas transmiten los recuerdos buenos que viví con él—. Lo sé, te estás preguntando que hago vestido así. Quería verte siendo Jun-woo.
—Ah... pensé que solo estabas haciendo el ridículo.
—No seas tan dura conmigo —coge la botella de whiskey y sirve ambos vasos. Señala el que puedo tomar—. ¿Para qué deseabas verme?
—Hemos decidido ser misericordioso contigo y darte la opción de entregarte a la policía en vez de que ellos vayan a por ti. Te estamos dando tiempo.
—¿Cuál es la diferencia de hacerlo yo mismo a que ellos vengan a por mí?
—Ninguna. Bueno, en realidad así evitarías manchar más tu imagen y la de tu equipo —doy un largo sorbo al whiskey, permitiendo que queme mi garganta.
Tras terminar su bebida, reposa el vaso en la mesa con fuerza que, me sorprende que no se haya roto. Vuelve a servirse y repite la acción una vez más.
—Voy a contarte algo de mi vida —introduce una bolita de sandía en su boca—. Papá siempre quiso dejarle su emporio farmacéutico al idiota de Jang Han-seo porque veía potencial en él.
