𝚇𝚇𝙸𝙸 - 𝙸𝚕 𝚍𝚒𝚊𝚟𝚘𝚕𝚘 𝚎 𝚒𝚕 𝚜𝚞𝚘 𝚊𝚕𝚕𝚒𝚎𝚟𝚘

3.1K 271 81
                                    

『 El diablo y su alumna 』

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

『 El diablo y su alumna 』

───────◇───────

Lia

Atravieso la cinta de "prohibido el paso", el llanto se ha ido, para dar lugar a esa sensación de vacío. Igual a cuando perdí a papá, a cuando los perdí a todos.

Pero, una nueva me acoge. Algo totalmente diferente, lejano y familiar al mismo tiempo. Tal vez ¿ira?... ¿odio combinado con rabia?

¿Y si estoy convirtiéndome en ese demonio? O ¿si siempre fui uno?

Vincenzo y mi hermana vienen a mi costado sin emitir alguna palabra, apenas se logran escuchar nuestras respiraciones. Ni siquiera el frío logra causarnos molestia.

Observamos los pedazos de carbón ya apagados en diversos puntos del automóvil.

—¿Quienes son ustedes? —pregunta un hombre a cargo del servicio forense.

—Éramos sus abogados —responde mi hermana.

—Dentro de las pertenencias estaba éste pastel —abre una caja color lila para mostrarlo. El postre tiene forma de corazón—. Creímos que su relleno era mermelada por el espesor pero hemos verificado que es sangre.

Chayoung comienza a tener arcadas del asco. Yo quedo petrificada con el rostro ilegible.

—Adentro venía esta nota. Está en italiano —Vincenzo toma la hoja y con el ceño fruncido, se acerca más a nosotras buscando privacidad.

—"Pequeña italiana, a veces las sorpresas se convierten en desgracias. Voy a quitarte todo y hacer de tu vida un infierno".

Fui yo quien les obsequió este pastel para que comieran entre todos una vez llegaran o para disfrutar durante el viaje... se los di con mucho cariño y es aberrante que hayan estropeado esto.

Verlos ahí sin vida, da hasta la impresión de que solo estén tomando una siesta y no muertos.

Ahora soy fui yo quien recibió su postre sorpresa. Y lo que más me hace rabiar, es que quisiera coger ese pastel y aventárselo a Babel pero no puedo por ser éste, material para la policía.

—Vamos a la estación. Quiero respuestas.

Mi hermana toma mi brazo con poca sutileza para llevarnos de regreso al automóvil de Vincenzo. Busco lugar en la parte trasera sin perder de vista el lamentable homicidio. Porque fue eso y no un suicidio.

Aparcamos y ella entra tal cual huracán enfurecida, buscando respuestas como de costumbre ante una injusticia. Vincenzo va detrás suyo pero al notar que voy rezagada, voltea a verme consternado.

—Estás enfadada —afirma gentil. La punta de sus zapatos se mueven más no avanza, aunque desea hacerlo—. Tienes la misma expresión que tuve al presenciar algo similar.

In love with the devil〘Vincenzo〙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora