𝚇𝚇𝚇𝙸 - 𝙱𝚊𝚌𝚒 𝚍𝚎𝚜𝚒𝚍𝚎𝚛𝚊𝚝𝚒

2.4K 264 73
                                    

『 Besos deseados 』

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

『 Besos deseados 』

La mujer pasa por alto que en vez de hablar inglés, lo he hecho en italiano. Pero Lia se deja llevar por el momento que termina aceptando, soltando lágrimas falsas de la emoción.

Deja su mano en el aire, lista para que coloque el anillo de compromiso en su dedo anular. Sin duda, ella lo está manejando mejor que yo.

—Ahora, la parte más importante. El beso.

Otra vez mi mundo se ralentiza y no precisamente porque estoy viéndola. Sino porque la mujer nos está pidiendo algo que es importante... que no se puede tomar como un juego. Sin embargo, todos nos animan a hacerlo pero yo me quedo petrificado.

Creo que ella se siente más confiada porque es quien sujeta las solapas del cuello de mi saco, atrayéndome lo más cercano a su rostro y posa sus suaves labios sobre los míos. Lia nos guía en esto, mejor dicho, yo dejo que me guíe. Dentro de mí, se está llevando acabo una revolución de sensaciones placenteras y agradables. Nuestras respiraciones comienzan a volverse irregulares; rodeo su cintura, sujetándola por detrás con intención de atraerla más hacia mí y el beso va escalando de intensidad porque nuestros agarres son más firmes.

Ella me da un leve empujón que logra pasar desapercibido por los demás para poner distancia entre ambos. Intercambiamos miradas aturdidas hasta que yo volteo hacia la directora quien limpia sus lágrimas con un dedo.

—Eso fue hermoso, chicos.

—Mio caro (Cariño mío). Ha sido una noche inolvidable. No voy a olvidarla nunca —dice ella, en voz tenue.

—Il mio amore (mi amor). Yo tampoco la olvidaré, jamás.

Permanecemos cerca sin llegar a hacer contacto. Por un breve momento, medito lo que acaba de suceder, resaltando puntos importantes:

●Me ha encantado que tomara la iniciativa;
●fui un idiota por no seguirle la corriente y,
●quiero besarla como un loco otra vez.

La directora nos hace seguirla, nosotros caminamos con nuestros brazos entrelazados, pensando en cuál momento vamos a poder entrar a su oficina.

—William Dayne solía retratar en sus pinturas los pensamientos más íntimos del humano.

Lia bosteza, fingiendo desinterés.

—Oye, cariño. Debes estar cansada —se acurruca entre mis brazos y yo gustoso, la abrazo para su comodidad.

—Cariño. Lo que realmente queremos...

—Oh. Si, queremos ver algo en particular. Oímos que la obra Nada de Jackson Martin estaba en la galería.

—Parece que son amantes del arte y saben mucho. Lo lamento muchísimo, pero esa obra no está expuesta, así que no la pueden ver —dice apenada.

In love with the devil〘Vincenzo〙Where stories live. Discover now