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『 La hija inocente 』
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「Lia」
Despierto exhausta y sin muchos ánimos de levantarme pero, un ruido producido por mi estómago, avisa que muero de hambre.
Bajo hacia el primer piso haciendo el mínimo ruido posible. Noto que en la cocina hay movimiento y voy allí, esperando encontrar cualquier cosa para calmar mi ansiedad. La mujer del servicio, se da cuenta de mi presencia e indica que puedo tomar asiento en la barra para comenzar a desayunar.
—¿Dónde está él? —digo de repente. Ella parece no captar a quien me estoy refiriendo, entonces lo aclaro—. El señor Stefano.
—¡Oh! Su padre, está en su estudio preparándose para irse a trabajar.
No muy lejos de donde estamos, proviene el ruido de una puerta cerrarse. Me pongo de pie y camino hacia ahí, encontrándome con él y Dante, muy cerca del recibidor.
—¿Vas al trabajo? —sonrío con falsedad.
—Buongiorno principessa. Si, iré al trabajo.
—Bien. Solo tengo una duda... ¿vas al falso o al real? Quiero estar al tanto por si algo te llegase a suceder.
Su semblante cambia drásticamente a uno duro y frío. No me inmuto porque he dicho la verdad; crecí con la idea errónea que mis padres trabajaban de otra cosa para ocultarme que eran mafiosos.
—¿Eso mismo le preguntabas a Vincenzo? —contraataca, mostrándose engrandecido por llevarme la contraria—. Imagino te respondía que salía asesinar.
—Al menos él nunca mintió en ese aspecto. Como sea, ten un buen día en el trabajo.
Doy media vuelta, teniendo toda la intención de regresar a la cocina a desayunar. El personal encargado del servicio, intercambia miradas y juzgan mi modo de comportarme con él en murmullos.
«Lo seguiré haciendo mientras deje de portarse como un idiota», me respondo a mí misma.
Una vez he terminado, busco con que entretenerme y, al ver una habitación llena de libros, voy ahí sin pensármelo dos veces. Géneros desde suspenso, hasta biografías sobre personajes históricos. Escojo el de Cumbres Borrascosas para hallar después, sitio en un sillón acojinado.
