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『 Un par de corazones rotos 』
—¿Tae Ho?
Va arrastrándose por todo el suelo, subiendo los escalones hasta abrazar una pierna de Vincenzo. Ninguno de los tres nos inmutamos ante su ridículo comportamiento.
—Tengo mucho miedo.
—Señor Hwang Min-seong, queda arrestado por agresión y extorsión. —dice uno de ambos detectives que hacen acto de presencia.
—¿Qué? ¿Por qué motivos?
—¿Es muy difícil de entender? Su hijo violentaba a sus parejas porque no accedían a realizar lo que él les pedía —bajo los escalones uno por uno—. Y a ellos se les castiga con cárcel.
—¿Tú quién...?
—Nos avisó un hombre llamado Vincenzo Cassano.
Ambos detectives se acercan hasta él para levantarlo y esposarlo. Un poco de gentío desaparece, yéndose detrás de estos. La prensa sólo avanza, deteniéndose cerca de la puerta.
Terminamos de bajar las escaleras, topándonos con nuestro bufete enemigo.
—No había tantos periodistas, así que llamé a algunos —dice Vincenzo.
—¿Con quién crees que tratas?
—Oye. Parecías mucho más inteligente en el gimnasio.
Nos envolvemos en una tonta charla en la cual Jun-woo interviene para calmar a Han-seo con demasiada confianza e inclusive hace algo cómico junto con mi hermana.
—Tu padre... Si no quieres terminar como él, cierra la boca y mantén un perfil bajo —amenaza Myung-hee.
Yo ayudare a quien te haga terminar peor.
—Aish... realmente compadezco a estos hombres por tener que soportarte todos los días —digo desde la distancia—. Usted es demasiado odiosa.
—¡Periodistas! ¡Vengan aquí! Yo soy la hija del difundo abogado Hong Yu-chan, que murió en vano luchando contra Babel. El bufete Jipuragi revelará cada uno de los actos corruptos que cometió Banel Group, incluida la relación inmoral entre ellos y la fiscalía.
Ellos se arremolinan a nuestro alrededor, empujándonos mientras formulan preguntas teniendo de soporte lo anterior que mi hermana les había proporcionado.
—Envíenos sus preguntas. Si siguen preguntando, lo consideraré agresión —Vincenzo la cubre de posible empujones.
Propongo ir a un bar con el propósito de reducir el estrés acumulado en esta última hora. Chayoung elige mesa cercana a la diana y reparte dardos para cada uno.
—Desperdiciamos una gran oportunidad. El contrato de inversión casi queda en la nada.
—El presidente del banco pagó por lo que le hizo a la señora Oh. Estamos a mano.
