❄️Capítulo 18❄️

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—La chica que tomaste de la mano. Hoy por la tarde. En el campus. Pensé que no te encontraría aquí ésta noche. Pensé que te habrías ido con ella... Yo... estaba celosa.

Una sonrisa ladeada se formó en el rostro de Leonard.

—¿Así que su nombre era Hannah? Quizás no lo escuché. Sólo teníamos un trámite. Lo único que recuerdo es que era un buen pago. Ella me tomó de la mano para dirigirme al lugar de la entrega. No le vi ningún problema. Como tampoco lo vi tomarte de la mano a ti. ¿Es un privilegio tomarme de la mano? No son las manos de un pianista prestigioso, soy un traficante de drogas. Éstas son manos sucias. Mereces más que eso.

Candy apartó la mirada del dibujo con el corazón blandiéndose por el hombre frente a ella.

Pensó que tomarlo de la mano fue muy especial. Y también le parecía un pianista prestigioso. Creía que él tenía muchas cosas buenas que aún no había descubierto. Pero no le dijo ninguno de esos pensamientos, y siguió pintando.

—¿Por qué entrabas a la clase del profesor Wesley? —preguntó de pronto—. ¿Por qué justo a esa clase?

—Me compraba cocaína —respondió él sin titubear—. Le daba un precio mejorado a cambio de que me dejara entrar a su clase. Así encontraba clientes dentro de la universidad. Así encontraba espacios para vender.

—¿Por qué dejaste de entrar a sus últimas clases? —se mordió el interior del labio, rozando el color rojo por las mejillas.

—Me debía dinero. Mucho dinero. Lo amenacé un poco. Si no me veía la cara quizás se asustara cuando lo tomara por sorpresa. Espero tomarlo por sorpresa así sea en el infierno, al desgraciado. ¿Se suicidó para no pagarme? Perdí todo ese dinero así nada más.

Candy sintió escalofríos. Miró a Leonard por un costado del lienzo, meticulosamente. Él miraba al piso, su cara denotaba un poco de molestia y preocupación.

—¿Y Cinthia Freyman? —preguntó por lo bajo, y su voz tembló.

Cuando Leonard la miró, de alguna manera Candy había comenzado a sentirse nerviosa.

—¿De verdad crees que voy recordando todos los nombres? —bufó él.

—Te compraba marihuana —titubeó ella—. Y quizás... pasaron una noche juntos.

Quería saber si Leonard la reconocería de aquella manera, o quizás pasaba la noche con muchas mujeres que le compraran marihuana.

—Ah. Cinthia —espetó, como si la reconociera entonces. Estiró los labios en lo que debía ser una sonrisa—. Ella al parecer estaba enamorada de mí. Cómo tú. Quería acercarse de alguna manera, cómo tú —el sarcasmo en su voz quemaba—. Te voy a dar un spoiler de su final. Está muerta. La asesiné.

A Candy se le cayó el pincel, y una sonrisa feroz se formó en la cara de Leonard.

—Se suicidó —exhaló ella, casi sin voz.

Y Leonard se levantó, acercándose con parsimonia.

—Ya lo sé —se agachó a recoger el pincel y se lo extendió. Estiró el cuello de lado a lado con los ojos entrecerrados—. ¿Entonces por qué te asustas?

—Hay personas que creen que sí fue un asesinato —permaneció inmóvil—. ¿Pasó ella una noche contigo?

—¿Es eso importante? —alzó una ceja, aún con el pincel extendido hacia ella.

—Sí. Eso complementaría...

—La hemos pasado —la interrumpió—. Hemos follado toda una puta noche. ¿Crees que la he asesinado por eso?

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora