-Bueno pequeña aunque me encanta tenerte así, junto a mí, dime ¿qué planes tenemos para hoy?-

-La verdad es que… te tengo una pequeña sorpresa- dije mirándolo nerviosa.

-¿Una sorpresa?- pregunto curioso.

-Sí, una sorpresa, haber espérame aquí un momento ¿sí?- dije mientras me levantaba de su regazo para ir a ver que todo estuviera listo. Prendí rápidamente las velas de la mesa y las que estaban esparcidas alrededor y regrese a buscarlo, me estaba esperando con una hermosa sonrisa en su rostro.-Listo, Vamos- murmure tendiéndole la mano que temblaba de lo nerviosa que estaba, no sabía cómo iba a reaccionar y si le agradaría la sorpresa. Se paró y tomo mis manos mientras depositaba un pequeño beso en mi mejilla.

-Vamos, muero por ver de qué se trata- dijo emocionado, yo solo sonreí porque mis nervios no me permitían hablar.

-Espero te guste- murmure dándole un beso en los labios. Me siguió hasta las puertas que daban al jardín y cuando las abrí lo deje pasar primero, caminaba detrás suyo sin embargo en ningún momento soltó mi mano. Cuando se detuvo  se quedó callado por unos momentos que fueron eternos para mí,  contemplando todo a su alrededor… como siempre mi parte insegura surgió y mi mente se llenó de pensamientos negativos sobre el silencio de Damián.

Giró hacía mí y al ver el nerviosismo que tenía, sonrío y acercó sus labios a los míos con rapidez.

-¡Princesa, esto es hermoso!- murmuro sobre mis labios con la voz contenida por la emoción. Sus ojos brillaban y tenía esa sonrisa que me volvía loca desde la primera vez que la vi.

-Me alegro tanto que te gustara-  dije igual de emocionada que él. Me acercó  a él tomando mi cintura y deposito un dulce beso en mis labios.

No solo estaba sorprendido por la decoración, sino también por la cena… solía hacerme bromas sobre el hecho de no saber cocinar pero estaba maravillado con la lasaña. No se cansaba de adularme por lo delicioso que según él había quedado. La cena pasó entre pláticas, risas, besos y caricias. Sin duda otro hermoso momento junto al chico más increíble que pude haber conocido. La hora del postre llego y otra tanda de elogios no pudo faltar.

-Princesa, muchas gracias por esto, enserio que todo te quedo delicioso y se ve hermoso. –murmuro mientras caminábamos hasta la casa de nuevo ya que comenzaba a enfriarse un poco la noche. Me había ayudado a apagar las velas, pero no había permitido que me ayudara a recoger por más quejas que puso.

-Me alegro tanto que te haya gustado, Damián. Quería que fuera especial este día para los dos-dije cuando nos sentamos en la sala de nuevo, me hizo caer con delicadeza sobre su regazo y apretándome a su pecho. Poco a poco sus labios se acercaron a los míos y con suavidad nos fuimos perdiendo en un tierno beso que tenía tanta intensidad y emoción que comenzaba a marearme…. A lo lejos escuche el timbre del teléfono, pero se sentía tan bien estar así con él que trate de ignorarlo, sin embargo quien fuera tenía tanta urgencia que no tuve más remedio que separarme de ese lugar celestial al cual me transportan sus labios.

-Debo contestar…-murmure con la voz agitada. Asintió y deposito un rápido beso en mis labios antes de acercarme el teléfono. Adoraba que fuera todo un caballero.

“-¿Hola?-

-¿Qué estaban haciendo que no me contestas el celular y tardaste horas en responder el de la casa?-pregunto mi hermana divertida, sin esperar a que responda siguió-sabes que, olvídalo no quiero saber. No quiero traumas a tan temprana edad.- ¿Qué? Hablaba tan rápido que no me daba chance de procesar todo lo que decía, aunque no pude evitar enrojecer por su último comentario.

Comenzando De Nuevo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora