Especial

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Ha vuelto. Mamá sigue durmiendo o está enferma de nuevo.

Me escondo y acurruco bajo la mesa en la cocina. A través de mis
dedos puedo ver a mami. Está dormida en el sofá. Su mano está
sobre la pegajosa verde alfombra y él usa sus grandes botas con
brillantes hebillas, se detiene sobre mami gritando.

Golpea a mami con la correa.

—Levántate. ¡Levántate! Eres una jodida perra.

Mami hace un sonido sollozante.

Alto. Por favor alto. Mami no grita. Mami se acurruca haciéndose más pequeña.

Tengo los dedos en mis oídos, y cierro los ojos. El sonido se detiene.

Se voltea y puedo ver sus botas mientras pisa fuerte entrando en la cocina. Aún tiene la correa. Está tratando de encontrarme.

Se inclina y sonríe. Huele mal. A cigarrillos y alcohol.

—Ahí estas pequeña mierda.

¡Mami! ¡Mami!

Mami está dormida en el suelo. Ha estado dormida por un largo
tiempo. Peino su cabello porque a ella le gusta eso. No se despierta.

La sacudo.

¡Mami! Mi estómago duele. Está hambriento.

Él no está aquí. Tengo sed. En la cocina, empujo una silla hacia el
fregadero, y bebo algo. El agua salpica mi suéter azul. Mami todavía está dormida.

¡Mami, despierta!

Ella yace quieta. Está fría. Traigo mi frazada, y cubro a mi mami, y yazco en la pegajosa alfombra verde a su lado.

Mami todavía está dormida. Tengo dos muñecas de juguete. Corren
por el suelo donde mami está durmiendo. Creo que está enferma.
Busco algo de comer. En el refrigerador encuentro guisantes. Están fríos. Los como lentamente. Hacen que me duela la barriguita.
Duermo junto a mami. Los guisantes se han terminado. En el
refrigerador hay algo. Huele raro. Lo lamo y mi lengua se queda
pegada a ello. Lo como lentamente. Sabe feo. Bebo algo de agua.
Juego con mis cosas, y duermo junto a mami.

Mami está tan fría, y no se despierta. La puerta se abre de un golpe. Cubro a mami con mi cubrecama. Él está aquí.

Mierda, ¿qué infiernos pasó aquí?

Oh, la loca perra jodida. Mierda.

Joder. Apártate de mi camino, pedazo de mierda. Él me patea, y
golpeo mi cabeza contra el suelo. Mi cabeza duele, siento una punzada en mis costillas.

La mujer policía está aquí.

No. No. No. No me toque. No me toque. No me toque. 

Todo se vuelve borroso y cuando despierto no sé dónde estoy. ¿Y mami? Lloro en un lugar desconocido, todo a mi alrededor es color blanco, mami no está, me levanto de la cama y me dispongo a caminar, mis piernas me duelen, siento ardor en el pecho, doy dos pasos y sigo sin saber dónde estoy, quiero a mami, ¿dónde está mami?.

Busco por los pasillos, donde logro entender que estoy en un hospital. Mami no está, aunque busque por todos los pasillos, no la encuentro, me habia prometido nunca separarse de mi. Aunque también me había dicho que sería capaz de dar la vida para que a mi no me pasara nada.

Solo paseo por los pasillos buscándola, muchas mujeres de blanco están a mi alrededor, no se acercan a mi, toco mi pecho y miro mi mano ¿es sangre?.

A lo lejos veo a una mujer, su cabello es castaño y sus ojos son azules, esta vestida de blanco. no siento mis piernas, necesito apoyarme en algo, las demás mujeres no se acercan a mi, todas están de blanco, mirándome seriamente y algunas con cara de pánico, sin querer acercarse a mi, solo una me da confianza para acercarme.

Llego hasta donde ella está, me abre los brazos por si me quiero acercar a ella y lo hago. Luego de unos minutos me dice "soy toñi".
Me llevó de vuelta a la sala blanca, revisó mi pecho y me dió algo para comer. Sus caricias eran suaves y sus ojos sinceros.

"mami está en un viaje, un largo viaje, cada vez que quieras hablar con estará para ti, en las nubes, en el sol, en el mar... Me dijo que te cuidara mucho y que nunca olvides que ella te ama demasiado, vanesa... "

"conociendo a cincuenta"

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Ha llegado el fin de "50 sombras más oscuras" primero que nada quiero agradecerles a todos ustedes por leer y estar siempre al tanto de todo.

Gracias a esta historia he podido conocer a gente maravillosa, definitivamente este es el inicio de muchas otras historias. Gracias por estar en este camino, por llegar hasta acá conmigo y permitirme ser parte de sus días o noches, por permitir a cincuenta y a Mónica entrar a sus vidas con sus vivencias.

Me despido de esta segunda parte con sentimientos encontrados y un nudo en la garganta, pero aún  queda un largo camino...

Espero seguir volando junto a ti.

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