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—¿Qué? —pregunto.

Sacude su cabeza.

—Sigue comiendo —dice suavemente

He comido la mitad de la comida en mi plato. No puedo comer nada más.

¿Cómo puedo negociar esto?

—No puedo comer  nada más. ¿He comido lo suficiente para la señorita? Me mira impasiblemente sin responder, entonces mira su reloj. —Realmente estoy llena —agrego, tomando un sorbo de delicioso vino.

—Debemos irnos dentro de poco. Sole está aquí, y tienes que levantarte por la mañana para trabajar.

—Igual que tú.

—Funciono con menos sueño que tú, Mónica . Al menos has comido algo.

—¿No vamos a regresar vía Charlie Tango?

—No, pensé que podría tomar una copa. Sole nos recogerá. Además de esta manera te tengo en el auto para mí sola durante unas pocas horas, al menos. ¿Qué podemos hacer excepto hablar?

Oh, ese es su plan.

Vanesa llama al camarero para pedir la cuenta, entonces toma su móvil y
hace una llamada.

—Estamos en a la vuelta del lugar, tercera avenida. —Cuelga.

ha colgado  el teléfono.

—Eres muy brusca con sole, de hecho, con la mayoría de la gente.

—Solo voy al punto rápidamente, Mónica .

—No has estado yendo al punto esta tarde. Nada cambia, vane .

—Tengo una proposición para ti.

—Esto comenzó con una proposición.

—Una proposición diferente.

El camarero regresa y vanesa saca su tarjeta de crédito sin verificar la cuenta.

Me mira especulativamente mientras el camarero desliza su tarjeta. El teléfono de vanesa vibra una vez y lo revisa.

¿Tiene una proposición? ¿Ahora qué? Un par de escenarios corren a través de mi mente: secuestro, trabajar para ella . No, nada tiene sentido. Vanesa termina de
pagar.

—Ven. Sole está afuera.

Nos levantamos y toma mi mano.

—No quiero perderte Mónica . —Besa mis nudillos con ternura y el toque de sus labios sobre mi piel resuena en todo mi cuerpo.

Afuera, el Audi está esperando. Vanesa abre la puerta. Subo y me hundo en el lujoso cuero. Ella avanza al lado del conductor, sole sale del auto y hablan
brevemente. No es el protocolo usual. Tengo curiosidad. ¿De qué están hablando?

Momentos después ambas suben, miro a vanesa quien mira impasible mientras mira fijamente hacia adelante.

Me permito un breve momento para examinar su apuesto perfil: nariz recta, labios llenos esculpidos, cabello relativamente largo y un flequillo perfecto. Esta mujer 
divina seguramente no es para mí.

La música suave se filtra en la parte trasera del auto, una pieza orquestal que no conozco y sole se pone en la luz del tráfico encaminándose.

Vanesa se mueve hacia mí.

—Como estaba diciendo, Mónica , tengo una proposición para ti.

Miro nerviosamente a sole.

—sole no puede oírte —me asegura Vanesa .

... MÁS OSCURAS Where stories live. Discover now