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Maratón (3/5)

El trayecto en auto desde el apartamento de Vanesa hasta la oficina del Dr. Flynn es corto. Muy útil, medito, para sesiones de emergencia.

—Usualmente corro de casa hasta aquí —dice vanesa mientras estaciona mi Saab—. Este es un gran auto. —Me sonríe.

—También, lo creo. —Sonrío de vuelta—. Vane … yo… —Miro ansiosamente hacia ella .

—¿Qué es Mon?

—Toma. —Saco la pequeña caja de regalo negra de mi bolso—. Esto es para ti por tu cumpleaños. Quería dártelo ahora… pero solo si prometes no abrirlo hasta el
sábado, ¿está bien?

Parpadea en sorpresa y traga.

—Está bien —murmura cautelosamente.

Tomando un profundo suspiro, se lo entrego, ignorando su expresión de desconcierto. Ella sacude la caja, y produce un satisfactorio ruido. Frunce el ceño. Sé
que está desesperada por ver lo que contiene. Entonces sonríe, sus ojos se encienden con entusiasmo juvenil. Oh cielos… ella luce de su edad y tan hermosa.

—No puedes abrirlo hasta el sábado —le advierto.

—Lo entiendo —dice—. ¿Por qué estás dándome esto ahora? —Lo empuja dentro del bolsillo de su chaqueta azul de rayas, cerca de su corazón.

Cuán apropiado, pienso. Sonrío hacia ella.

—Porque puedo, Señorita Martín .

Su boca se tuerce con una diversión irónica.

—Veo, señorita Carrillo , que robo mi línea.

Somos recibidos en la suntuosa oficina del Dr. Flynn por una animada y amistosa recepcionista. Ella saluda a vanesa cariñosamente, un poco demasiado cariñosa
para mi gusto… por Dios, ella es lo suficiente vieja para ser su madre, y vanesa sabe su nombre.

La habitación es sobria: de un verde pálido con dos sofás de color verde oscuro que se enfrentan a dos sillas de cuero, y tiene un atmosfera de club de caballeros. El Dr. Flynn está sentado en el escritorio al final de la habitación.

Mientras entramos, se levanta y camina hacia nosotros a la sala de estar. Lleva pantalones negros y una camisa azul claro con el cuello abierto… sin corbata. Sus
brillantes ojos azules no parecen perderse nada.

—Vanesa. —Sonríe de manera amistosa.

—John. —vane sacude la mano de John—. ¿Recuerdas a Mónica ?

—¿Cómo podría olvidarla? Mónica, bienvenida.

—Mon, por favor —mascullo mientras él sacude mi mano firmemente. Me encanta su acento.

—Mon —dice amablemente, dirigiéndose con nosotras hacia el sofá.

Vanesa señala uno de ellos para mí. Me siento, tratando de lucir relajada, descansando mi mano en el reposa brazos del sofá, y ella se extiende en el sofá al lado de mí de manera que estamos en un ángulo recto la una de la  otra. Una mesa pequeña con una lámpara simple está entre nosotras . Noto con interés una caja de pañuelos al lado de la lámpara.
Esto no es lo que esperaba. Tenía en mi mente una imagen con una habitación completamente blanca y un chaise longue negro de cuero; mi Diosa interna se habría sentido más en casa entonces.

Luciendo relajado y en control, el Dr. Flynn toma asiento en una de las sillas y toma un bloc de notas de cuero. Vanesa  cruza las piernas, y extiende su brazo a lo largo de la parte trasera del sofá, alcanzándome a través de este con su otra mano, encuentra mi mano en el reposa brazos y me da una apretón tranquilizador.

... MÁS OSCURAS Where stories live. Discover now