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—No puedo imaginar por qué. —Agarro su mano y la saco de su estudio
guiándola a su cuarto.

El cuarto está helado.

—¿Abriste la puerta del balcón? —pregunta, frunciéndome el ceño mientras llegamos a su cuarto.

—No. —No recuerdo hacer eso.

Rememoro cuando revisé el cuarto al despertar. La puerta definitivamente estaba cerrada.

Oh, mierda… Toda la sangre abandona mi rostro, y miro a vanesa con la boca abierta.

—¿Qué? —espeta mirándome.

—Cuando desperté… había alguien aquí —susurro—. Creí que era mi
imaginación.

—¿Qué? —Se ve horrorizada y se apresura hasta el balcón, da un vistazo hacia fuera, entonces entra de regreso al cuarto y cierra la puerta detrás de ella —. ¿Estás segura? ¿Quién? —pregunta con la voz tensa.

—Una mujer. Creo. Estaba oscuro. Me acababa de despertar.

—Vístete —me gruñe en su camino de vuelta—. ¡Ahora!

—Mi ropa está arriba —gimo.

Abre uno de los cajones de su cómoda y saca un par de jeans.

—ponte algo de acá . —

También saca una camiseta, y rápidamente se la pasa sobre la cabeza. Agarrando el teléfono junto a la cama, presiona dos botones.

—Ella sigue aquí —sisea.

Aproximadamente tres segundos después sole  y uno de los otros tipos de seguridad irrumpen en el cuarto de Vanesa .

Vanesa les da un resumen de lo que ha pasado. Esta vez se ha hecho una coleta, y yo de los nervios y del miedo no puedo quitar mis ojos de ella.

—¿Hace cuanto? —demanda sole, mirándome toda profesional. Aún esta usando su chaqueta. ¿Duerme alguna vez esta mujer ?

—Harán unos diez minutos —murmuro, por alguna razón sintiéndome culpable.

—Ella conoce el departamento como la palma de su mano —dice vanesa —. Me llevo a Mónica a otro lugar lejos de aquí. Ella se está ocultando en algún lugar.
Encuéntrala. ¿Cuándo vuelve Gail?

—Mañana a la noche señorita.

—No regresara hasta que este lugar este asegurado. ¿Entendido? —espeta Vanesa.

—Sí señorita . ¿Irá a casa de sus padres ?

—No le voy a llevar este problema a mis padres. Hazme una reserva en algún lugar.

—Sí. Yo llamo.

—¿No estas exagerando un poco? —pregunto.

Vanesa  me da una mirada fulminante.

—Ella podría tener un arma —gruñe.

—Vanesa , estaba parada al final de la cama. Me podría haber disparado en ese momento, si es lo que quiere hacer.

Vanesa  se detiene un momento para frenar su temperamento, creo. En una suave pero amenazadora voz dice:

—No estoy lista para correr el riesgo. Sole, Mónica  necesita zapatos.

Vanesa  desaparece en el interior del armario mientras el tipo de seguridad me mira. No puedo recordar su nombre. ¿Ryan tal vez?
También mira el pasillo y la ventana del balcón. Vanesa  emerge un par de minutos después con un bolso , usando sus jeans negros y una chaqueta negra.

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