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—moni, está en mi cita, samuel. —Mia presenta con timidez a un joven. Él me da una
sonrisa maliciosa, y sus ojos marrones danzan con diversión a medida que nos damos la mano.

—Encantada de conocerte, Sam.

Vanesa estrecha la mano de Sam mientras lo considera astutamente. No me digas que la pobre Mia sufre por su prima dominante, también. Le sonrío a Mia con simpatía.

Lance y Janine, los amigos de toñi , son los últimos en llegar a nuestra mesa, pero
todavía no hay señales del Sr. Martín .

De pronto, hay un chiflido en el micrófono, y la voz del Sr. Martín resuena a través de los altavoces, provocando que la algarabía de voces se apagara. Paco se para
en un pequeño escenario en un extremo de la carpa, llevando una impresionante, máscara dorada de Polichinela.

—Bienvenidos, damas y caballeros, a nuestro baile de caridad anual. Espero que ustedes disfruten de lo que hemos dispuesto para ustedes esta noche y que busquen en lo profundo de sus bolsillos para apoyar el trabajo fantástico que
nuestro equipo hace con Coping Together. Como ustedes saben, es una causa que es muy cercana al corazón de mi esposa, y al mío.

Veo disimuladamente con nerviosismo a vanesa , quien veía impasible, creo, al escenario. Me mira y sonríe.

—Les dejo ahora con nuestro maestro de ceremonias. Por favor, siéntense y disfruten —termina paco .

Un cortés aplauso sigue, entonces la algarabía en la tienda comienza de nuevo.

Estoy sentada entre Vanesa y su abuelo. Admiro la pequeña tarjeta blanca a cabo con fina caligrafía plateada que lleva mi nombre mientras el camarero enciende las
luces de los candelabros con una vela larga. Paco se une a nosotros, besándome en ambas mejillas, sorprendiéndome.

—Un placer verte de nuevo, Moni —murmura. Realmente se ve muy llamativo en su extraordinaria máscara de oro.

—Señoras y señores, por favor, nombren a un jefe de mesa —dice el maestro de ceremonia en voz alta.

—Oooh, ¡yo, yo! —dice Mia inmediatamente, saltando con entusiasmo en su asiento.

—En el centro de la mesa se encuentra un sobre —continua el MC—. Donde todos podrán pedir, robar o pedir prestado un billete de la más alta denominación que
puedan manejar, escriben su nombre en él, y lo colocan dentro del sobre. Los jefes de mesa, por favor, guardan los sobres con cuidado. Vamos a necesitarlos más
adelante.

Maldición. No había traído nada de dinero conmigo. ¡Cuán estúpida… es un evento de caridad!
Alcanzando su cartera, Vanesa saca ochocientos euros.

—Aquí tienes, ponle nombre a uno, los otros los dejas así y ya, es para que recauden más dinero —dice.

¿Qué?

—Te pagaré —susurré.

Su boca se tuerce un poco, y sé que ella no está feliz, pero no comenta. Yo firmo solo uno con
mi nombre usando la pluma, es negra, con un adorno de flor blanca en la tapa, y Mia pasa a la ronda del sobre.

Frente a mí encuentro otra tarjeta con caligrafía plateada, nuestro menú.

Bueno, lo que explica el número de vasos de cristal en todos los tamaños que apiñan mi lugar. Nuestro camarero está de vuelta, ofreciendo vino y agua. Detrás
de mí, los lados de la carpa a través del cual entramos se están cerrando, mientras que en la parte delantera, dos servidores retiran las telas, dejando al descubierto el atardecer sobre Madrid.

Es una vista absolutamente impresionante, las luces parpadeantes de Madrid en la
distancia y la anaranjada calma oscura.
Wow. Es tan tranquilo y pacífico.

... MÁS OSCURAS Where stories live. Discover now