❄️Capítulo 14❄️

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—¿Vives aquí? —tartamudeó.

Otra sonrisa se formó en los labios de Leonard antes de levantarse con brusquedad. Ella también se levantó del suelo, siguiéndolo con la mirada, curiosa. Él caminó hacia el piano, dónde se sentó con los brazos cruzados.

—Éste es mi hogar —respondió después de mucho tiempo, dándole la espalda.

Candy se sintió avergonzada. Miró de un lado a otro tratando de sonreír con comprensión, pero sin poder evitarlo sus ojos se estaban llenando de lágrimas. Se limpió los ojos rápidamente por lo bajo, pero toda la felicidad se había ido en ese momento, y la tristeza la había embargado.

Leonard vivía en aquel viejo hotel.

Ahora aquellos rumores, de que Leonard volvía cada noche al viejo hotel Morgantown cobraban sentido. Él no iba cada noche a asesinar a sus víctimas.

Cada noche, al salir de la universidad, volvía al viejo hotel Morgantown porque era su hogar.

Tenía tantas preguntas a partir de allí que no se atrevía a hacer en ese momento. El malestar generado por el nudo en su garganta la estaba asfixiando. Exhaló, entrecortadamente, antes de poder volver a hablar.

—¿Tocas el piano? —preguntó nerviosa, para cambiar el tema, para no arruinar el momento y poder seguir disfrutando de él.

—Sí —Leonard se volvió a mirarla, parecía ilusionado—.  Aunque esto es algo que ya estaba aquí —le dio unas palmaditas al piano—. Como si nos hubiésemos cruzado por obra del destino —la miró con una tierna sonrisa.

Candy se sintió emocionada de que él le mostrara algo que parecía hacerle mucha ilusión. De nuevo la felicidad comenzaba a acelerar su corazón.

—Es maravilloso —sonrió, agitada—. Quisiera escucharte tocarlo.

—Bien, podrías hacerlo —se encogió de hombros, para luego dedicarle una mirada penetrante—. Pero también quiero escuchar algo de ti.

—Ah, pero yo no sé tocar música —comenzó a decir ella negando con las manos al frente.

—Tu vida —la interrumpió Leonard—. Cuéntame toda tu vida.

Candy sintió que sus mejillas comenzaban a sonrojarse de inmediato. ¿Leonard estaba interesado en ella?

—¿Por qué quieres saber sobre mi vida? —se atrevió a preguntar.

—Sólo me complace enterarme de la vida de las personas que voy a asesinar —alegó serio—. Quiero saber qué dejan atrás. Si quedarán en la memoria de alguien, ¿de quién? Y cuáles hubiesen sido sus sueños, esos que no cumplirán porque morirán. Ya sabes, cosas de psicópatas.

A Candy le costaba aceptar lo que parecía ser un esfuerzo de Leonard en quererla asustar de aquella manera. Era cierto que no podía pasar desapercibido, pero prefería tomarlo como un chiste.

—No eres una asesino —se quiso reconfortar—. Yo, también quiero saber sobre ti —dijo, y recordó a Lily diciendo, que quien hablaba con Leonard, era más psicópata aún—. Tal vez soy más psicópata que tú —mencionó.

Leonard la miró inexpresivo por un momento, y después sonrió. Hizo una mueca mirando a otro lado antes de volver a plantar los ojos sobre ella.

—No tengo por qué contarte nada. Eres tú la que me tiene que dar algo a cambio si quieres escucharme tocar esto. Y quiero tu vida. Así que, sólo dime que sí, y tocaré al mismo tiempo que me cuentes —le dio otras palmaditas al piano.

—Bien —aceptó ella, porque no se atrevería a perder la oportunidad de escucharlo tocar, y creía que tampoco le resultaría difícil contarle toda su vida.

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora