•ᴱᵖᶤ́ˡᵒᵍᵒ•

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Desperté por la iluminación que comenzaba a inundar mi habitación, realmente por cómo estaba el diseño del cuarto te podías dar cuenta de cuando era día o noche, aunque también se podía cubrir y no darse cuenta

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Desperté por la iluminación que comenzaba a inundar mi habitación, realmente por cómo estaba el diseño del cuarto te podías dar cuenta de cuando era día o noche, aunque también se podía cubrir y no darse cuenta.

Comencé a estirarme liberándome del cansancio que llevaba internamente, realmente la cama en donde duermo es bastante cómoda.

Giré a mi derecha y ahí se encontraba mi preciosa y bella esposa durmiendo tranquilamente.

A pesar del tiempo, siento como si cada vez ella se pusiera más hermosa de lo que ya es, ¿Qué haré yo entonces?

La seguí apreciando por unos instantes, recuerdo cuando ella se había pintado el cabello de cobrizo, me encantaba, sin embargo, yo pienso que su color natural, que es un castaño oscuro, también la hace ver bella, aunque realmente no importa el color de cabello que lleve, literalmente ella es una preciosidad con lo que sea que se ponga, vista y más.

Decidí acercarme delicadamente para poder besar su mejilla, no pude resistirme a no poder hacer nada.

Me acerqué y besé cuidadosamente su mejilla derecha, sonreí y volví a acostarme suspirando.

Cuando de un momento a otro, ella comenzó a moverse porque estaba despertando, creo que fuí yo, no era mi intención, pero de verdad no podía quedarme sólo mirándola.

— ¿Hmm? — Ella aún estaba adormilada, ya que comenzó a tallar sus ojos.

— Hola mi amor, buenos días — Decidí hablarle en un tono dulce y bajo para no aturdirla.

— Buenos días mi amor... — Sonrió.

Me encantaba la forma en sus ojos me miraban por las mañanas, era lo más hermoso con lo que podía empezar mi día, con sus grandes ojos violetas.

— Perdón si te desperté, no era mi intención — Me disculpé.

Ella negó. — No, fue inercia — Sonrió.

Yo no pude evitar sonreír también.

Ella se acercó a mi y aún recostada me abrazó, a lo que yo le devolví el abrazo.

— ¿Cómo dormiste? — Me preguntó dejando pequeños besos cálidos sobre mi cuello.

— Bastante bien — Asentí —, ¿Tú cómo dormiste?

— Muy bien — Entrelazó su mano con la mía, se sentía cálida, disfrutaba el estar así.

Verla así me hacía querer tenerla en mis brazos y jamás soltarla.

— Sólo hay que quedarnos así por unos minutos — La atraje más hacia a mí y comencé a llenarle el rostro de besos.

— Yo digo que sí — Comenzó a reír por cómo comencé a hacerle.

— Es temprano...

— Iré a lavar mis dientes y la cara — Dijo adormilada, mientras se sentó en la cama y comenzó a estirarse—,  para que pueda despertar mejor — Comentó entre bostezos.

❝ Ƴσυ вєℓσηg тσ му ωσяℓ∂ ❞ // © ¦{𝓗𝓪𝓷 𝓙𝓾𝓶𝓲𝓷}¦Where stories live. Discover now