❖┋● ❝한주민❞
❝Y creer que todo comenzó por una propuesta arreglada. Literalmente era ficción.
Supongo que ese famoso dicho de... "La realidad supera la ficción" es cierto.
¿Amor? Esa palabra me causaba repulsión, asco, no tenía ni el menor interés en e...
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El pelinegro despertó abriendo sus ojos grisáceos de poco a poco.
Sentía una comodidad enorme en la base en la que se encontraba, su cama era como una nube.
Miró a su esposa que estaba durmiendo plácidamente a su lado, aferrada de su brazo.
Sonrió al instante, creía que era preciosa en la forma en la que se encontraba.
Aunque bueno, Jumin siempre creía que Hyeji era algo precioso para él.
Él se acomodó mejor en su cama, observando a la chica y acariciando su cabeza.
Hyeji comenzó a abrir sus ojos topándose con los ojos grisáceos de Jumin.
— Jumin... — Suspiró acomodándose mejor a su lado.
— ¿Te desperté? Perdón... — Le susurró.
— No, no, está bien, no me despertaste... — Seguía adormilada.
Él la abrazó cerrando sus ojos, podían jurar que se podría quedar así con ella por el resto de su vida, disfrutando su compañía.
Jamás se había sentido tan pleno y feliz, sentirse tan realizado personalmente, para poder compartir todo el amor infinito que tenía para poder dárselo.
— ¿Cómo dormiste preciosa? — Besó su frente.
— Bastante bien, ¿Y tú qué tal? — Besó la mandíbula del pelinegro.
— Muy bien — Asintió —, siento que casi no descansaste por lo de anoche... — Acomodó su cabello para apreciar mejor su rostro —, lo siento.
— No te disculpes — Negó — Aunque, bueno, nos dormimos ya tarde — Rió levemente —, pero he descansado y lo disfruté — Confesó.
— Me alegra el haberte hecho sentir bien... — Acarició su hombro descubierto —, sólo seré honesto al decir fue la mejor noche que he tenido...
— La mía también — Asintió —, ¿No sentiste frío? — Comentó sintiendo el aire de la mañana.
— Hmm, no — Miró que ella estaba con un su camisón para dormir, era bastante provocativo a su parecer.
En la madrugada habían decidido colocarse aunque sea una prenda de ropa para poder dormir sin llegar a tener algo de frío, aunque bueno, frío para nada se tendría.
— Aunque creo que tú estás más cubierta que yo — Rió ligeramente al ver a su esposa.
La cobriza miró al pelinegro que sólo tenía su pantalón de la pijama y la parte superior estaba descubierta.
Ella se levantó de tope.
Recordaba haber visto a Jumin de tal forma en la noche, pero consideraba que era diferente el verlo en la oscuridad a ahora que había mucha iluminación.
