❖┋● ❝한주민❞
❝Y creer que todo comenzó por una propuesta arreglada. Literalmente era ficción.
Supongo que ese famoso dicho de... "La realidad supera la ficción" es cierto.
¿Amor? Esa palabra me causaba repulsión, asco, no tenía ni el menor interés en e...
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— Hoy te toca trabajar ¿Cierto? — Jumin observó que Hyeji ya se había terminado de cambiar para poder empezar su día.
Se le hacía hermosa, ya que sin la luz, el cuarto se encontraba oscuro, sin embargo, las cortinas se encontraban entreabiertas, por lo que un poco de luz entraba, haciendo lucir a su esposa una persona bastante atractiva, sentía que cada día se enamoraba más de ella.
La ropa que usaba le demostraba su gran estilo, usaba un pantalón negro, un suéter negro y su blusa color blanca.
— Mmh — Asintió con la cabeza —, ¿Qué tal tu empresa? — Se sentó a un lado de él.
Admiró como Jumin ya estaba vestido, con su camisa morada, con su suéter color negro y su pantalón de vestir negro.
— Bastante bien... — Sonrió haciendo a un lado un libro con portada color vino, estaba a punto de acabarlo —. De poco a poco he crecido — Sonrió orgulloso.
— Me alegra mi amor — Sonrió orgullosa de él, besando su mejilla.
— Contigo ha sido todo posible — Tomó su mano.
— Sabes que esto ha sido obra tuya, eres excelente que has podido hacerlo — Sonrió.
— Gracias Hye... — Su sonrojo aumentaba, se sentía completo.
— ¿Y qué leías, mi amor? — La cobriza miró curiosa el libro.
— Oh... — Giró a ver la portada de éste —, bueno, estoy terminando de desenredar unos hilos internos...
— Uh, ¿De qué? — Lo miró con intriga, sabía que él pelinegro al referirse con sus hilos internos se refería a sus problemas del pasado hasta el presente, aunque no podía saber con exactitud lo que Jumin pensaba, estaba esperando que a su propio ritmo el se abriera más a ella y poder sanar todo lo que traía adentro.
Para eso estaría a su lado, lo apoyaría, lo esperaría y lo amaría por siempre.
— Sabes que siempre seré honesto y... Te diré lo que siento — Jumin con su dedo pulgar acarició suavemente la mano de Hyeji.
— Claro que sí, dime — Sonrió transmitiendo confianza hacia el pelinegro.
— Este libro antes de conocerte... No quería terminar de leerlo, se suponía que terminaría de contarle está historia a una am- — Se detuvo rápidamente y corrigió —, a Rika, ves que éramos cercanos, pero ya no se encuentra en este mundo...
— Oh, sí, entiendo... — Asintió.
— Desde que era pequeño pude ver todo lo que quisiera, la curiosidad era como un capricho que me visitaba de una forma temporal y esporádica...
— Como si... ¿Estuvieras ansioso por aprender?
— En efecto, me encanta que me comprendas de una — Sustuvo orgulloso su cabeza —, bueno, a lo que me refiero es que cuando V y Rika llegaban juntos y me enseñaban otras cosas, no sé, ansiaba aprender con ellos...
