7. Fuegos artificiales.

Start from the beginning
                                    

-¿Y que no piensas saludarme, pequeña?- podía ver que trataba de contener una sonrisa, la divertida que se estaba dando a mi costa y eso que no sabía porque me comportaba tan extraño. Se acercó a mí y me dio un dulce beso en los labios, haciendo que se me olvidara todo por un momento.-te ves preciosa, mi amor y más así toda ruborizada.-Le mire mal por su comentario, lo último que quería que mencionara. Él solo lanzo una carcajada divertido.

-Anda vamos, búrlate-dije fingiendo estar enojada.

-¿Me vas a decir porque estas así?- pregunto en el mismo estado, tratando de no reírse.

-Y a ti que te importa…-espete sin pensar, algo cortante. Camine hacia el auto dejándolo atrás sorprendido por mi reacción, nunca le había hablado así a excepción de cuando peleamos por el mal entendido con Erick. Escuche como me seguía de prisa y justo cuando iba a subirme al auto volvió a tomarme del brazo para detenerme, me miraba con desconcierto y confusión tratando de entender que había sucedido.

-Lo siento pequeña, solo bromeaba, jamás me burlaría de ti-murmuro, intento besarme pero gire mi rostro y solo alcanzo a darme un beso en la mejilla. Escuche como suspiraba tratando de tranquilizarse, porque sé que lo que acaba de hacer le hirió. Y lo peor es que ni yo misma sé por qué lo hice, por qué estoy enojada… él no tiene la culpa de que no sepa controlar mis estúpidas emociones y no debería desquitarme con él. Como siempre me abrió la puerta del auto y subí, antes de arrancar me miro por un momento pero lo evite, ya no por enojo si no por vergüenza. Me pase todo el camino hasta el restaurante en silencio y mirando por la ventana, sabía que estaba arruinando nuestra noche y eso me hacía sentir mucho peor, me sentía como una tonta e inmadura chica del colegio.

Cuando llegamos me abrió la puerta y me ayudo a bajar pero note que apenas me toco. Camino a mi lado sin decir una palabra y se veía bastante serio, aunque sabía que había sido mi culpa me sentí horrible cuando no tomo mi mano para caminar como siempre hacía. Entramos al restaurante y nos llevaron hasta nuestra mesa en total silencio, cosa que me estaba volviendo loca, sabía que yo lo arruine y tenía que ser yo la que lo arreglará. Apenas nos sentamos, nos dieron la carta y él la abrió haciendo como que la miraba y evitando mirarme. Tome aire y me dispuse a arreglar lo que ocasione, no iba permitir que esta noche se arruinara por tonterías mías, no podía dejar que mis inmadureces lo afectaran a él.

-Damián…- lo llame, levando la vista hacía mí con seriedad.- lo siento, no quise hablarte así. No sé qué es lo que me paso– dije disculpándome.

-No te preocupes, no pasa nada- murmuro sonriendo, sin embargo no era la sonrisa de siempre, había tristeza y desilusión en su mirada. Me sentí terrible de nuevo, porque sabía que le estaba haciendo daño. Tome su mano que estaba en la mesa e hice que me mirará.

-Enserio lo siento, sé que no te estabas burlando de mí. Y ni siquiera estaba enojada contigo, ni debí desquitarme así…- dije apenada, intentado de explicar algo que ni yo misma entendía. Él se llevó mi mano a sus labios depositando un tierno beso, me sonrió de nuevo pero esta vez ya era casi su sonrisa, aunque aún estaba algo serio.

-Enserio no te preocupes, pequeña ya paso. ¿Sí?– dijo tratando de sonar tranquilo, pero sabía que quería preguntarme que sucedió y no se atrevía por medio a que me enoje de nuevo. Suspire y decidí decirle la verdad.

-Odio no poder controlar mis emociones- murmure bajando mi mirada, el tomo mi barbilla para que lo mirara- odio hacerte daño por comportarme como una niña inmadura.-

-Sabes que no eres inmadura, y no te negare que me sentí mal por lo que paso pero sé que no lo hiciste con la intención de lastimarse, así que ya olvidémoslo y disfrutemos de nuestra noche- dijo regalándome esa sonrisa que tanto amo. Lo mire enternecida, no podría tener un mejor chico a mi lado.

Comenzando De Nuevo ©Where stories live. Discover now